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Tlajomulco de Zúñiga.— Vicente Fernández ya reposa bajo la tierra del rancho Los 3 Potrillos, donde la tarde de este lunes fue sepultado en una ceremonia privada tras un homenaje y una misa pública a la que asistieron miles de sus admiradores.
Desde que se abrieron las puertas de la Arena VFG, la tarde de este domingo, para despedir al cantante, la gente no paró de acudir para desfilar delante del féretro del Charro de Huentitán tomando fotos y llevándose una parte de ese último momento.
Minutos antes de las 15:00 horas del lunes, unas 10 mil personas volvieron a abarrotar las butacas del recinto, el escenario se transformó en altar y las notas del mariachi arrancaron ovaciones y aplausos para Chente, como preludio a la misa cantada que se celebró en este sitio como inicio de las exequias.
En la ceremonia, el sacerdote señaló que lo más importante de la vida de Vicente Fernández no fue su canto, sino la “hermosura de su alma”, pues era humilde y manso de corazón, persona noble que sabía compartir lo mismo con el rico que con el pobre, y lo definió como una especie de cristero que proclamaba la fe.
Cuquita Abarca tomó la voz, agradeció y bendijo a todos los que estuvieron presentes de una manera u otra, a quienes oraron por su esposo, a quienes mandaron decir misas para que se recuperara; la respuesta fue una nueva ovación sonora: “Cuquita, Cuquita, Cuquita”.
Con “Las golondrinas”, la misma canción que se escuchó en su despedida de los escenarios en 2016, dieron el adiós al artista.