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Maria Callas, la “soprano assoluta”, fue una diva en el sentido más puro de la palabra.
Su presencia escénica era hipnótica, combinaba una potencia vocal incomparable con una intensidad dramática que trascendía el escenario.
Su voz, que fue una fusión de fuerza y delicadeza, capaz de transmitir una gama emocional profunda, se apagó el 16 de septiembre de 1977 en París, a los 56 años. Pero de no haber sucedido ese hecho, hoy la diva cumpliría 100 años.
Callas no sólo dominó el vasto repertorio operístico, desde las sutilezas del bel canto hasta las demandas de lo dramático, sino que también reinventó su papel en otras facetas, que la dotaron de glamour y drama, asegura Theo Hernández, investigador de la Fonoteca Nacional.
“Era una mujer comprometida que cambió la visión de lo que se consideraba una cantante en los escenarios. A partir de ella, hay una mayor exigencia para la interpretación dramática, y su gran calidad vocal; Maria Callas significa un antes y un después para todos los cantantes”, asegura Theo Hernández.
Para la ópera actual, Maria Callas tiene un papel relevante, pues fue coyuntural en muchos sentidos, primero por su capacidad al cantar, alcanzando distintos registros desde soprano hasta mezzosoprano, es decir, un registro mucho más agudo. Pero también porque supo llegar a otros públicos y no sólo al tradicional que consumía ópera en aquellas décadas.
“La cuestión mediática de Callas fue fundamental, logró conjuntar ser una gran actriz con ser una gran cantante, y tener una aproximación al público sin dejar de lado su profesionalismo en el escenario”, dice el especialista.
“Eso fue importante, porque muchas cantantes tenían una gran potencia vocal pero no conectaban con el público, eso le abrió un espectro diferente, no sólo era conocida por el público de ópera sino por otro tipo de públicos”, detalla.
En su debut en México en 1950, en el Palacio de Bellas Artes, Callas dio cuenta de ello colocando una nota “sobreaguda”, yendo más allá de lo que marcaban los cánones musicales, con lo que involucró al público y dejó una huella imborrable.
“Tenía una gran capacidad para sorprender y arriesgar todo el tiempo, hay una su sobreagudo en México nos habla de su capacidad para sorprender, cómo arriesgar para no dejar indiferente a la gente, esa fue su principal característica”, agrega el investigador.
Vuelve al cine
En el día que sería su 100 aniversario de nacimiento, la intérprete podrá verse nuevamente en el cine y a color, con el concierto con el que hizo su debut en la Ópera de París.
Un video restaurado, además de un sonido mejorado, de cuando cantó en una de las instituciones musicales más antiguas de Europa, llegará a nuevas generaciones adaptado a los formatos actuales.
La idea, dicen los restauradores, es honrar a Callas, siempre amada, siempre diva.