La puesta en escena Mamá se fue a la Luna está en su tercera temporada, y para su autor y director Clemente Vega, cada función que han dado ha sido como un paso a la sanación y al perdón, no sólo para él, también para el público.

“Lo que más me emociona es cuando la gente se acerca y nos dice: ‘me vi, vi a mi tío, me sentí otra vez en mi casa’. Es muy bello saber que nuestras historias siempre conectan sin importar de dónde vengamos, hay algo del dolor y el amor que nos hacen sentir del mismo lugar”.

Vega explicó que se trata de una obra muy personal, porque en ella plasmó lo que se vivió dentro de su familia cuando tuvo que experimentar la ausencia de su madre.

“Para mí era muy importante contar cómo mis seres queridos y yo superamos esta dificultad gracias al apoyo de muchas personas alrededor. Esto para mí fue sanador y confrontativo, porque yo no había perdonado hasta que hice esta obra, pero es hermoso ver que no soy el único que ha pasado por algo así”.

Vega, quien presenta esta obra todos los jueves en el Foro Lucerna, cuenta la historia ambientada en 1985 de Catalina, quien sufre el abandono de su mamá, quedándose ella a cargo de sus dos hermanos pequeños. Para mantener sus corazones intactos, les dice que su madre se fue a la luna, un engaño que conforme pasa el tiempo le es cada vez más difícil sostener, hasta que termina por ser descubierta.

Para Clemente, era importante que un tema tan doloroso como el abandono no fuera llevado a escena de una manera tan cruda, por eso apeló a la inocencia y al amor que Catalina, su protagonista, siente por sus hermanos, para crear una mentira que los ayude a salir adelante.

“Una de las cosas más difíciles de sobrellevar en un abandono, ya sea de mamá o papá, es mantener la inocencia de los niños. En nuestra historia familiar no hubo algo como lo que hizo Catalina, pero sí otras que utilizamos para proteger a los miembros más pequeños”.

A pesar de que la obra va dirigida a adolescentes y adultos, Vega detalla que cuando han llegado algunos pequeños a las funciones igualmente se la pasan muy bien, gracias a que el humor es muy mexicano y fácil de comprender para todos.

Si bien el montaje habla del abandono, el amor fraternal y la desilusión, entre otros temas, también se aborda la diversidad de las familias, una realidad cada vez más palpable en la actualidad.

“La historia muestra que siempre han existido diferentes tipos de familias, aunque no se mencionen las homoparentales, pero ha habido hogares donde la abuelita le hace de mamá, o el tío de papá”.

El director lamentó el hecho de que haya niños que se tengan que hacer cargo de sus hermanos más pequeños, pues, considera, eso termina con sus infancias.

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