Lori Loughlin
y Felicity Huffman comparecerán el miércoles en la corte para enfrentar cargos relacionados con el escándalo de sobornos para conseguir ingreso a universidades que ha atrapado a docenas de padres adinerados.
Las actrices, junto con el diseñador de modas Mossimo Giannulli, esposo de Loughlin, y decenas más, fueron acusadas el mes pasado de sobornar a entrenadores deportivos y otros empleados universitarios para lograr el ingreso de sus hijos a universidades prestigiosas, según las autoridades. Los presuntos pagos se efectuaron a través de un consultor.
Huffman, Loughlin y Giannulli, cuya marca de ropa Mossimo se vendió por años en Target, no han hecho declaraciones públicas sobre los cargos. El miércoles comparecían en un tribunal federal en Boston con otros padres imputados.
Huffman llegó hacia finales de la mañana, horas antes del inicio de la audiencia.
Loughlin, quien interpretó a la tía Becky en la serie de comedia "Full House" (“Tres por tres”) en los años 80 y 90, y Giannulli están acusados de pagar 500.000 dólares para que sus dos hijas fueran clasificadas como reclutas del equipo de remo de la Universidad del Sur de California, aunque ninguna participó en el deporte.
El canal Hallmark — donde Loughlin protagonizó populares películas navideñas y la serie "When Calls the Heart" — rompió relaciones con la actriz al día siguiente de su arresto.
La hija de Loughlin y Giannulli, la estrella de redes sociales Olivia Jade Giannulli, perdió contratos publicitarios con la firma vendedora de cosméticos Sephora y la compañía de productos para el cabello TRESemme.
Huffman, estrella ganadora del Emmy de la serie "Desperate Housewives" de la ABC, está acusada de pagar 15.000 dólares que disfrazó como un donativo para hacer trampa en el examen de admisión a la universidad de su hija.
El consultor en el centro del escándalo, Rick Singer, a través del cual se efectuaron los presuntos sobornos, se declaró culpable y estaba cooperando con los investigadores. El exentrenador del equipo femenino de fútbol de Yale Rudy Meredith también se declaró culpable.
Varios entrenadores se han declarado inocentes, entre ellos el entrenador de tenis Gordon Ernst, quien está acusado de recibir 2,7 millones de dólares en sobornos para designar al menos 12 aspirantes como reclutas en Georgetown.
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