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El gobierno mexicano tendría que prohibir que los espacios teatrales, pese a cambiar de dueño, sean convertidos en algo distinto a lo que fueron creados, como ha sucedido en los últimos años en la capital.
Eso dice Miguel Alonso, quien desde hace dos años ocupa y opera el Teatro de la República, único espacio que queda en la zona cercana al Centro Histórico, luego de que otros como el Venustiano Carranza y el Arlequín cerraron o pasaron a ser estacionamientos.
El productor de La casa de Bernarda Alba y Chicos católicos recuerda que en países como en Argentina se tiene prohibido cerrar los teatros y, en España, el gobierno concesiona a particulares la operación de los inmuebles, pero se les da apoyo para seguir haciendo teatro seis días a la semana.
“No logro entender que en este país no se esté regulado que los teatros no se pueden cerrar ni convertir en un centro comercial o en cines. Las nuevas generaciones poco conocen de la tradición teatral en la Ciudad de México, al Carranza lo cerraron, no conozco el trasfondo, y está bien porque (los dueños) deciden, pero no sé dónde están las autoridades para hacer algo.
“Hace falta que se regule eso para que no nos quedemos sin espacios, a estos recintos habría que protegerlos, tendría que entrar alguna autoridad”, agrega.
El Teatro de la República, con 55 años de vida, es propiedad del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México. Cuenta con un aforo de poco más de 500 butacas, teniendo en su palmarés el haber sido sede de obras como A oscuras me da risa y testigo del paso de, entre otros actores, Jorge Ortiz de Pinedo, Rafael Rojas El caballo y Erika Buenfil.
“Sigue como espacio cultural, lo importante es que sigue abierto, ahora tengo obras y el año pasado había una cantidad enorme de compañías, creo cada tres meses cambiábamos por todo el talento que había”, expresa.
Con espíritu navideño
Como parte de la temporada navideña, Alonso estrenará como productor esta semana El Cascanueces y, el mes próximo, Pachecas a Belén. La primera estará únicamente por cuatro días, dados los compromisos laborales de los bailarines, mientras que la otra llegará a partir del 14 de diciembre y por el resto del año.
Pachecas a Belén, con actores drag, contabiliza 38 años de representaciones, de los cuales los últimos han estado a cargo del entrevistado: “El éxito se debe, por supuesto, al elenco y a que en este momento de vida hay un auge en las historias drags”, considera.
Ramses Molina (Deborah la Grande), Checho Alazcuaga (La Coña) y Julls Granados (La Lupe) integran el elenco.