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Cuando comenzó la historia de Los Cojolites, el proyecto, más que musical, surgió como enseñanza y trabajo cultural, lo que los llevó a obtener un Oscar por el son de “El conejo” en la película Frida; dos nominaciones al Grammy por Sembrando flores y Zapateado, así como un reconocimiento como arreglistas en el disco Un canto por México, de Natalia Lafourcade, que este año se llevó un Grammy.
Ricardo Perry, líder de la agrupación, recuerda cómo en sus inicios, cuando llegaron a trabajar a Cosoleacaque, en Veracruz, el panorama era desolador, pues ya nadie tocaba son jarocho.
“El proceso de industrialización había dañado todo, incluso en Cosoleacaque sólo quedaba un grupo de jaraneros, no había instrumentos, y en Jáltipan sólo había unos cuantos”, cuenta.
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Allí se fueron congregando los actuales integrantes de Los Cojolites, que en plena adolescencia abrazaron a la tradición, como en el caso de Noé González, director del grupo.
“Fue la única manera de poder sobrevivir porque no teníamos dinero, hicimos una familia que ya lleva 25 años”, dice Perry.
Con el tiempo, coincidieron con Argos, liderado por Epigmenio Ibarra y Carlos Payán, quienes grabaron su primer disco.
“Nos grabaron El Conejo, que tuvo la fortuna de ser escuchado por la directora de la película Frida”, narra.
Perry recordó que eso los sacó al mundo y los hizo conocer a amigos como Lila Downs, Pato, de la Maldita Vecindad y a Greg Landau, su productor musical.
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“Así ha sido la vida, sin proponérnoslo, creo que hemos hecho un trabajo musical significativo, Los Cojolites representan mucho en el son jarocho para la juventud, para la renovación, porque es una música viva, evoluciona”.
Los Cojolites celebran hoy su travesía en el Complejo Cultural Los Pinos, con la presentación de su disco, De la lluvia y el Sol. Participan Natalia Lafourcade, Eugenia León y Lila Downs.