Hay en el mundo circense un momento muy especial, un gran rito: “La tumba”. Se refiere al proceso en el que todo el equipo se dispone a desmontar una carpa y viajar a un nuevo destino. Suele durar hasta el amanecer, abarca trayectos sinuosos, pero en sólo cuestión de días todo resurge, cuando la carpa levanta su cúpula de polietileno nuevamente, algo que en el argot circense se conoce como “parar el circo”.
La mayoría de los circos en México siguen en “La tumba”, un momento inherte en el quecientos de trabajadores ven cómo su oficio se va desmontando sin saber cuándo volverán a ver la luz del día.
A pesar de la importancia de su trabajo a nivel emocional, muchos de ellos se sienten cada vez más lejos de su público y, lo peor, abandonados por las autoridades en distintos niveles, que ya han resuelto las inquietudes de gremios como el teatro, los cines y los restaurantes, sin tomarlos en cuenta.
200 CIRCOS OFICIALES existían en 2014, según la Semarnat, antes de la prohibición de animales.
“Tuvimos que prescindir de muchos de nuestros colaboradores, quienes regresaron a sus lugares de origen porque el circo es un espectáculo itinerante y no había la posibilidad de apoyarlos económicamente”, reconoce Celeste Atayde, gerente general del Atayde Hermanos.
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La familia Atayde ofreció su último show presencial en enero del 2020, para ellos el debut está cerca, pero no en la carpa, sino en un teatro. Las carpas, pese a poder contar con mejor distancia y ventilación, no fueron opción contemplada en los meses de reaperturas.
Los lineamientos para la apertura contemplaron un aforo del 30%, palcos suspendidos y elevar las paredes de las carpas para facilitar la ventilación. Al haber tardado tantos meses, muchos dueños de circos optaron por buscar en otras entidades que tuvieran más claro el destino de esta industria.
“Nos venimos a Morelos porque acá estaba en semáforo naranja, con cupo limitado del 35%, pero ahorita ya pasó a amarillo y tenemos un 50% que ya puede ser más redituable”, comenta Gigio Padilla, gerente del circo New York On Ice.
80% DEJARON DE OPERAR en México, según Tony Flores, del Circo Atayde, luego de las regulaciones de 2015.
Esta compañía fue la primera que intentó reactivar actividades en la Ciudad de México luego del primer cierre, en junio de 2020. Al ver poca respuesta, el también vicepresidente de la Unión Nacional de Empresarios y Artistas de Circos Mexicanos (UNEAC, A.C.) dice que tuvieron que trasladarse de Milpa Alta a Cuernavaca, lo que les dio, al menos, la oportunidad de reencontrarse con poco público y subsistir.
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Acrobacias para sobrevivir
No sólo en la Ciudad de México, los circos presentan graves problemas financieros en varias partes del país. Un ejemplo es el de Los Fuentes Boys, ubicado en Puebla, en donde, al no haber fecha de regreso, sobreviven con la venta ambulante de palomitas, manzanas con chile y otros snacks que antes ofrecían en sus carpas.
Antes de la pandemia 73 personas conformaban este circo, pero gradualmente fueron despidiendo a algunas y hoy sólo son 25. “Hemos estado batallando. En algunos estados aún en verde a veces las autoridades no nos dejan trabajar porque nos catalogan como un espectáculo masivo. Aunque está el permiso y hay compañeros que ya están comenzando, hay localidades donde no les dan autorización”, dice el gerente Juventino Fuentes.
133 AÑOS cumple el circo Atayde Hermanos este 2021, con un show que realizarán en un teatro.
Gigio Padilla, del New York On Ice, considera que la convocatoria de los estados no son suficientes porque dependen incluso de la decisión de gobiernos locales. “Si ellos no creen conveniente que trabajemos simplemente no nos otorgan los permisos, aún cuando esté la indicación. Hay que cumplir los requisitos más estrictos o simplemente te dicen ‘espérense un poco mas’. Yo creo que el 90% de mis compañeros siguen sin trabajar: ¿por qué castigan al circo si podemos trabajar de una manera segura?”.
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Circo, maroma...
Función segura
* Las carpas deben estar elevadas para permitir ventilación.
* Los palcos o filas alejadas de actores o personal de la función.
* Poca gente en dulcería, con distancia de al menos 1.5 m.
* Promover la higiene y añadir dispensadores de gel.