Los Auténticos Decadentes siguen convocando públicos en grandes recintos o teatros para 3 mil personas, como lo hicieron este martes en el Teatro Metropólitan. Fiel a su estilo salieron sin que nadie advirtiera que el show iba a arrancar, de pronto las trompetas incluso sobresaltaron a algunos, y cuando las luces se apagaron entonces sí, todo el público se levantó de las butacas del teatro para brincar y percudir con pisotones empujones la alfombra del recinto.
“Distrito Federal”, fue la bienvenida del grupo a la noche decadente, y el público respondió como si fuese la primera vez que veían a la banda, aunque muchos ya los conocen desde hace tiempo ¿Cómo darse cuenta de eso? Porque cientos portan playeras del Boca Juniors, club de fútbol argentino, desgastadas por el tiempo.
Otros traen playeras de uno de sus discos más famosos “Mi vida loca”, otros orgullosos con la camiseta de Argentina, en una noche en la que la selección mexicana, por otra parte, se enfrentaba a Estados Unidos.
Pero el fútbol no solo se manifestaba en los jerseys, también en la forma de “alentar” a la banda, con el típico manoteo de “hinchada argentina" el brazo levantado, y la mano hacia adelante y hacia atrás a ritmo de ska, cumbia, o rock.
Y en una noche de culto a las tradiciones argentinas, con cánticos en temas como “Veni Raquel” y “El Murguero”, el guiño más mexicano llegó del lugar menos esperado, de los propios Auténticos Decadentes, que se esforzaron por encajar con frases convencionales como “¡Viva México cabrones!”, y terminaron por enganchar con los mexicanos homenajeando a los Tigres del Norte.
“Golpes en el corazón”, fue el tema con el que la banda covereo al afamado grupo norteño, sin dejar de ser fieles a su estilo de trompetas y acordeón.
Después siguieron los covers y recordaron a un connacional con “La Ladrona”, de Diego Verdaguer, que también tenía un vínculo profundo con México.
Para cerrar los homenajes los Decadentes tocaron “Gente que no”, para recordar a Todo tus muertos, banda que los invitó por primera vez a tocar a México a principios de los años noventa.
El final del show no pudo ser de otra forma que con sus grandes clásicos, y con todo el público bailando, algunos ya parados en las butacas del Metropólitan cantando “La guitarra”, “Loco”, y “La banda sigue”, para volver a cumplir con su gente de la capital.
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