Comenzó como un sueño en la convalecencia. Allá por 1947, Pedro Linares, vecino de la colonia Balbuena en la capital mexicana, reconocido por su trabajo en la cartonería, cayó enfermo por una úlcera. Entre los sueños y el delirio, se le revelaron unas criaturas que cambiarían su vida y la de sus descendientes: los alebrijes.
Su hijo Felipe, ahora de 80 años, dice que tenía alrededor de nueve cuando su padre se puso mal. Cuando despertó les contó sobre esas criaturas que le parecían atemorizantes, formadas por la mezcla de varios animales y colores.
“Decía que los veía en el firmamento y como que se le venían encima, pero que qué podía hacer si estaba privado”. cuenta a EL UNIVERSAL.
“Ya cuando volvió a la realidad dijo que iba a hacer una figura de esas y empezó a hacerlos. El primero era como de cara de chango y patas de gallo. Para nosotros también era raro porque le puso unas orejotas, sus cuernos.
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Cuando a los alebrijes de sus sueños les dio vida a través del cartón y la pintura se volvieron tan populares que el pintor Diego Rivera, pareja de Frida Kahlo, se hizo cliente y don Pedro comenzó a venderlos dentro y fuera de México.
Ahora, es casi imposible pensar en el país sin la presencia de estos monstruos.
Su popularidad ha sido tal que cuando se produjo la película "Coco", Disney buscó a los Linares para diseñar los alebrijes que aparecen, pues eran elemento importante de la cultura mexicana.
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Los descendientes de Pedro también hicieron unas figuras de la misma película para el parque de diversiones de Disney en Orlando.
Cuando Guillermo del Toro, director de "La forma del agua" y "El laberinto del fauno", inauguró su exposición At home with monsters en Los Ángeles, California, también incluyó el trabajo de esta familia.
“Los asistentes van a encontrar cosas muy bonitas de México, como un pequeño altar a los luchadores, alebrijes (que son) figuras de papel maché de la familia Linares, así como dibujos de Ernesto El chango García Cabral…”, indicó el realizador tapatío esa vez.
Antes de que Pedro conociera los alebrijes en sueños, se dedicaba a la cartonera, hacía judas de papel y carrizo para las fiestas de Semana Santa, águilas, piñatas y demás.
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El oficio lo enseñó a sus tres hijos y estos, a su vez, compartieron con los nietos de Pedro. Todo ese trabajo lo realizaban en su casa, muy cerca del mercado de La Merced, donde hasta hoy sus descendientes siguen laborando.
Cuando se hizo "Macario" en 1960, con Ignacio López Tarso en el protagónico y dirigida por Roberto Gavaldón, la producción también buscó a los Linares para hacer las calaveras que salen en las escenas.
“Nos llevaron a ver unas escenas, yo nomás vi donde hay hartas velas. Donde se le va a apagar su vela a Don Ignacio”, cuenta Felipe.
Él fue el primero en seguir la profesión de su padre.
Don Pedro no alcanzó a registrar el nombre alebrijes como suyo, pero sus hijos se encargaron. Ellos son los únicos que pueden usar legalmente el nombre. Figuras similares se llamarían tonas.
Cuentan que han tenido un largo recorrido para que se reconozca a la familia como creadora de estos seres, pues existe gran confusión entre su obra y los de Oaxaca.
Estos últimos, precisan, son de madera y normalmente son un solo animal, mientras que los alebrijes son multiformes y de papel.
Actualmente los Linares tienen tres creaciones expuestas en la Ciudad de México como parte de la exposición de alebrijes: Us-Peepen-Kelmut (elefante), Chitam Jonon (cerdo) y el Pli-Art (pájaro).