Lola Cortés tiene una respuesta muy concreta para quienes la tachan de inmadura: “Si para ustedes ser una dama es ser aburrido, están con la persona equivocada, yo soy un desmadre al por mayor”.

La llamada “reina de los musicales” explica que la gente piensa que es muy cuadrada por la disciplina que muestra y exige profesionalmente, pero asegura que es todo lo contrario y tal vez por esa actitud ante la vida, además de sus 40 años de trayectoria, la hacen tomar de buena forma cosas como la forma en que se revivió su guerra con Jolette, gracias a los comentarios de Danna Paola en La academia.

“Creo que eso salió bien, porque muchos no sabíamos que La academia todavía existía, me parece un producto que caducó hace mucho tiempo, no así el talento que siempre habrá, considero que el concepto necesitaría refresacarse”.

Por eso no aceptaría volver como crítica, pero sí detrás de las cámaras para hacer un verdadero reality de buenos cantantes, que para los jueces sea fácil dar una buena crítica por la calidad del concierto, “porque el público se merece un programa digno, de calidad e inteligente”.

Mientras esa oportunidad llega, Lola se enfoca en los proyectos que son realidad, como su debut en la obra Niño perdido el 29 de enero en el Teatro Xola, donde compartirá escenario con Quecho Muñoz, autor y protagonista de esta obra, Gerardo González; Crisanta Gómez y José Daniel Figueroa.

Decidirse a entrar en el montaje no fue fácil para Lola, quien perdió a su madre Lolina Jiménez el pasado 23 de noviembre, y estaba sumida en una profunda tristeza, que se acentuó al leer la historia de Quecho, la cual gira en torno a Andrés Manuel, un hombre que tiene un día terrible y decide suicidarse, pero un hada madrina lo ayuda; justo el personaje que ella interpretará.

“Esto me cae muy bien, un compañero actor me dijo que sería catártico, esa obra te va a ayudar mucho, y sí. El hada es como yo, es extrovertida, se la vive ilusionada, no tiene los pies en la tierra, está fantaseando todo el tiempo, es una loca, tiene mucha fe, confianza y quiere que todo el mundo sea feliz”.

Entre las cosas que le agradaron también del texto es que habla de rescatar al niño interior que todos tienen y muchos olvidan, pero ella asegura que siempre trata de tener a la niña Lolita muy presente, aunque la tachen de inmadura.

“En mis clases es lo primero que les digo a mis alumnos: ‘chavos, esto es un play, vienen a jugar como cuando eran niños’, esto que está pasando en este escenario es lo que siempre he creído y le he dicho a mis hijos, no perder la capacidad de admiración, de felicidad, de encanto y de jugar”.

Pero confiesa que sí hubo un momento en que perdió a esa niña, porque, debido a que comenzó muy joven a trabajar, no pudo vivir lo que cualquier adolescente: fiestas, novios, amigas ni nada, porque tenía compromisos que cumplir.

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