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Justo Gallego es un hombre español que por más de 50 años y con sus propias manos, ha estado levantando una catedral en Mejorada del Campo, un sitio muy cercano a la capital española, para que las personas se vuelvan cristianas.
El problema es que la iglesia no lo reconoce y vive amenazado con que la obra, únicamente hecha con material de desecho desde el polígono industrial cercano, sea derribada.
Hace tres años lo conoció la cineasta guanajuatense Marimar Herrerías Pliego y comenzó a documentar el proceso para un filme que se encuentra ahora en posproducción.
“Cuando me contaron la historia de este señor pensé bien y era una película”, recuerda la realizadora.
“En ese entonces vivía entre México y España (donde estudiaba cine), un día fui, lo conocí, pero él no estaba de buen humor y me desanimé, luego por azares del destino regresé”, agrega.
El proyecto titulado La cruz de Justo ha sido financiado enteramente por Herrerías Pliego, siendo grabado inicialmente con un celular y luego con una cámara digital.
La catedral es imán para todos los visitantes y simpatizantes, quienes han abierto una cuenta a nombre de Justo para recolectar 40 mil euros (cerca de un millón 80 mil pesos) para hacer legal la iglesia.
Hasta ahora se contabilizan cerca de 4 mil monedas (una décima parte) para lograr el propósito.
“Fue un canal croata a entrevistarlo y me pidieron ayudara a traducir porque no sabían español, entonces vi que yo preguntaba de mi cosecha, había luces y cámaras y que además Justo, por 50 años, había estado logrando su sueño y el mio, que era hacer películas, no lo estaba haciendo, ahí decidí comenzar”, recuerda.
“La idea con el documental es que la gente se inspire con la obra de este señor, que independientemente de cualquier religión, inspire a seguir sueños, porque es una historia de persistencia”, expresa.
Cuando arrancó la catedral, comentan, Justo tenía tierras y las vendió para hacerse de recursos, ahora hay quien le hace donativos y vive humildemente.
Existe una iniciativa, explica Herrerías Pliego, para que la construcción sea una especie de patrimonio cultural y se evite se destruída.
“El mismo ayuntamiento a veces lo quiere proteger y a veces derribar, porque no hay proyecto arquitectónico de su construcción y se quiere llevar a arquitectos para que se aseguren que no se va a caer y la gente pueda entrar sin problema, por ahora Justo sigue su sueño”.
Y Marimar, también continúa.
“Creo aplicaré aquí a fondos para terminar el documental y la idea es que vaya a festivales”.