¿Alguien ha sentido ansiedad cuando llega un nuevo profesor y no sabe si será bueno o malo con el grupo? ¿Y si se comportara extraño, hablando poco con estudiantes y de pronto les regalara dulces? ¿Y si siempre llevara ropa oscura?

Lo más seguro entonces es que no sea precisamente humano, sino posiblemente un ente que utiliza un disfraz para pasar desapercibido en la sociedad, al menos en la ficción de Mi maestra se comió a mi amigo, que hoy estrena en ViX+

En el filme Ilse Salas (Las niñas bien y 100 días para enamorarnos) interpreta a esa profesora que todos miran raro, cuyos secretos darán de qué hablar.

“Un día uno de mis mejores amigos llegó conmigo y me preguntó si yo ubicaba ese miedo que da cuando se cambia de profesor y pensamos que sería una buena premisa para una película, ya luego pensamos qué pasaría si es un monstruo real”, cuenta el cineasta José Sierra.

Hace un año, apoyado por Lemon Films (Km 31 y Matando cabos), el realizador filmó la cinta en una escuela de monjas, lo cual daba el look necesario, así como tener una casa semiabandonada como locación, ambas en la Ciudad de México.

Roberto Ortiz, quien ha realizado los prostéticos en filmes de género como Mal de ojo, ahora fue el responsable de ello, en esta película donde muchos efectos que la componen fueron hechos en set y por computadora.

A Ilse, quien aún estaba dubitativa, Sierra la convenció al preguntarle si no estaría feliz de poder mostrar por fin, uno de sus trabajos cinematográficos a su hijo.

Y para encontrar a sus tres pequeños, de entre siete y nueve años de edad, buscó entre 400 niños y niñas durante algunas semanas. Así llegó con José María Nieto, Ana Paula Moral y el no actor Santiago Aray.

“Faltaban días para arrancar el rodaje y no encontraba a quien daría vida uno de los niños, pero cuando vi a Santiago, y cómo se sentaba y movía, dije es él”, recuerda el realizador.

“Hubo un taller que tenía muchos juegos escénicos, lo que hice fue contar la historia a nivel de cuento para entender la transición emocional”, detalla.

Mi maestra se comió a mi amigo, escrita por Ricardo Avilés (La lotería del crimen) viene a engrosar una escasa producción de cine mexicano pensado para niños. De acuerdo con datos del Imcine, de 2017 a 2021 se registraron 27 películas de ese corte, representando sólo 3% de la producción total de dicho periodo.

Aún así, a Sierra le negaron en dos ocasiones el Eficine, estímulo fiscal que permite a empresas privadas destinar su ISR a la hechura de cine mexicano, bajo el argumento que era una película compleja.

“Lo que ahora se logró es que salga en plataforma primero y luego se vaya a festivales de género, como el Fantastic Fest. No está mal cómo han cambiado los modos de ver una película, ha cambiado la dialéctica y hay que adaptarse”, considera.

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