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La Plaza de la Constitución vio brillar a artistas drag, y eso nadie lo puede cambiar.
Mucho menos en la memoria de miles de personas de la comunidad LGBT+ que se dieron cita ayer al final del recorrido de la Marcha, que este año quitó reflectores a figuras e influencers que utilizan la causa para fines comerciales.
Lo dijo bien la actriz y modelo Jaylin Castellanos, antes de presentar a Valentina, la cantante estelar de la noche: “Esto es para nosotras, para nosotros, para nosotres, porque no somos una moda, somos personas, libertad, justicia y dignidad, ¡no nos van a volver a callar!”
Jaylin aprovechó la pausa entre el canto y el baile, para pronunciarse enérgicamente en contra de las terapias de conversión. Recalcó que la identidad sexual no es una enfermedad y que el día del Orgullo, si bien es una celebración, también es un reclamo, una manifestación.
Valentina, maquillada, entaconada, acabó con nueve horas de espera entre aplausos, presumiendo un vestido de un rojo intenso, como el de una reina de belleza. Al ritmo de los tambores y con el sonido de los pasos de tacón, junto a danzantes, tomó el escenario moviendo las caderas, en una noche despejada y la bandera mexicana ondeando junto a otras del Orgullo.
Con el tema de “La Llorona” de fondo y bailarinas en vestidos folclóricos, después de cambiar el rojo por un vestido negro, sorprendió a los presentes junto a sus acompañantes, todas drag queens que mostraron su talento en bailes folclóricos.
La representante del movimiento artístico del drag queen saludó a su público, que emocionado corrió de un escenario a otro para verla.
Antes de ella, Taiga Brava, otra miembro de la comunidad de drag queens, interpretó diversas canciones en inglés y de su autoría, enmarcando uno de los momentos más emotivos de la tarde, cuando su madre subió al escenario para entregarle una corona por ser la Drag Queen Universe mexicana.
“Con paciencia, y confianza todo mejora. Tengo 12 años fuera del clóset pero hoy es mi mejor momento, a mis 31 años y de la mano de mi madre, apoyando mi jotería”, dijo Taiga.
Regalan afecto y sonrisas
Toda la tarde, los miembros de la comunidad LGBT+ bailaron, cantaron, gritaron y bebieron. Hubo música de gaitas, bocinas por todo lo largo y ancho de la manifestación, cerveza al por mayor, buen ánimo y muchas muestras de amor.
“Se regalan besos”, declaraban muchos carteles de manifestantes, otros asistieron en ropa interior y otros hasta desnudos, con un poco de pintura en el cuerpo. El baile y el canto fue un motivo más de libertad.
Contra las altas temperaturas de la capital, miles de miembros de la comunidad LGBT+ se dieron cita en el Ángel de la Independencia en punto de las 12:00 horas para comenzar la marcha en favor de los derechos y la diversidad sexual y no dejaron de llegar a la plancha del Zócalo hasta pasadas las 20:00 horas
Media hora antes de la aparición de Valentina arribaron Mentidrags, cumbias y corridos tumbados, la comunidad no se negó a disfrutar ningún género, cantando y bailando.
Durante el día y con la luz del sol, los colores predominaron con banderas del orgullo con el característico arcoíris, pero también lucieron las banderas trans, y del orgullo no binario, todas ondeando y sostenidas por el público, que se desgarró la garganta cantando “A quien le importa”.
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Ni la noche apagó el color de la comunidad que, abrazados, siguieron disfrutando cuando Valentina salió al escenario.
Al final, Valentina cerró la noche entre todo tipo de gritos a la libertad, desnudos, besos y consignas como “ese criticón también es maricón” y “el que no brinque es hetero”, para dar pie a la vida nocturna, mundo donde más se ha dado la manifestación de las drag queens.
Todo, mientras Valentina se entregaba, bailaba y cantaba para toda la comunidad, que ya comenzaba a dispersarse.
Los asistentes de la Marcha LGBT+ se despidieron así de la plaza, pero no para terminar la fiesta, sino para continuarla en los bares a escasas calles del Zócalo, que muchos gritaron durante esta jornada: “De noche, de día, arriba la putería”.