Espectáculos

Las entrañas de "El sótano" liberan energías ocultas

Ana Claudia Talancón, Camila Suárez y Luis Felipe Tovar destacan la experiencia de vivir el terror dentro y fuera del escenario

En la obra, madre e hija (Ana Claudia y Camila) se mudan a un edificio deshabitado, salvo por un hombre (Luis Felipe), y pronto comienzan a experimentar fenómenos paranormales. FOTOS: CARLOS MEJIA/EL UNIVERSAL
03/11/2024 |04:56
Sughey Baños
Reportera de EspectáculosVer perfil

El Teatro Fernando Soler está sumergido en penumbras; del escenario emergen imágenes inquietantes: muñecas terroríficas cuelgan de los rincones y figuras se insinúan desde la oscuridad. En ese ambiente, los actores y la pequeña Camila Suárez ensayan para dar vida a la historia de "El sótano".

Comparten que les han pasado cosas extrañas en el recinto, como ver que una de esas muñecas gira sin que nadie la manipule, además de ruidos, y aunque siempre tratan de darle una explicación lógica, creen que con esta historia escrita por Esteban Román, quizás trabajan con energías misteriosas.

“Los actores somos muy sensibles, es estar conscientes de que la energía es algo con lo que trabajamos”, explica Ana Claudia a EL UNIVERSAL.

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“Hay que aceptar cuando algo afecta o puede afectar a alguien más, en algunos casos no depende de uno, porque no estamos hablando de mi energía nada más, sino también de otras personas”, dice.

"El sótano" cuenta la historia de Ana Müler (Ana Claudia), una mujer que está enfrentando un divorcio, motivo por el cual debe mudarse junto a su hija Isa (Camila) a un edificio que está prácticamente abandonado; sólo lo habita Damián (Luis Felipe), quien es el conserje.

El hombre le sugiere que se quede en el primer piso, a lo que ella accede; con el paso de los días, cosas extrañas comienzan a suceder y Ana está segura de que algo raro pasa desde las entrañas de ese lugar.

Tovar coincide con Talancón en que este tipo de obras producen experiencias que deben valorarse. En especial, considera que para los mexicanos hablar de lo desconocido es más normal, pues, como acaba de suceder en estas fechas con el altar de los muertos, donde ponemos ofrendas para que nos visiten, estamos abiertos a percibir eso, más allá de si creemos o no en ello.

“A mí me deja satisfecho que esto se viva desde el teatro, porque esta obra me está dando la oportunidad de hacer algo distinto y muy curioso; ya percibimos la reacción distinta del público en cada función”, señala el actor.

A flor de piel

Pero lograr que la gente salte de su asiento no sólo es un trabajo de los actores, sino de todo el equipo, como el de escenografía, iluminación y los encargados de musicalizar el teatro, pues juntos son quienes crean una atmósfera ideal para que la experiencia sea completa.

“Lo que van a ver los va a dejar sin dormir, es tremendamente perturbador; existen cosas que nosotros no alcanzamos a ver, pero la audiencia sí, esa es la parte más interesante”, detalla el actor.

Talancón y Tovar coinciden en que para trabajar el texto han tenido que echar mano de esos miedos desarrollados desde la infancia, como el de la oscuridad o a los espacios vacíos, o esos sucesos que pasaron y no tuvieron explicación.

Ana Claudia recuerda que cuando su papá la llevaba a acampar a lugares abiertos, una vez se le ocurrió contarle la historia de La Llorona, y fue ahí donde se acabó su paz sobre las noches.

Por su parte, Luis Felipe comenta que vivió en una casona en Puebla, y su abuelita acostumbraba poner cosas encima de un ropero; cuando todo quedaba en penumbra y se reflejaban las luces en ese rincón, parecía como que los objetos se movían, y eso le aterraba.

“Es que los niños alcanzan a ver cosas que los adultos no perciben, hay muchos casos e historias al respecto; nosotros no podemos porque no tenemos esa capacidad”, explica el actor.

Y justo eso: si para un adulto es complicado trabajar esta clase de textos en escena, para una niña como Camila Suárez, de 10 años, ha sido un desafío, pues además es su debut en teatro profesional.

“Para mí más bien es muy difícil no reírme, ¿cómo quieren que no me ría con sus caras?”, dice la hija del productor Omar Suárez.

Ana Claudia explica que los más experimentados, en realidad, han intentado aligerarle el proceso bromeando constantemente con ella, bailando y hasta cantando en lo que les toca entrar al escenario.

Tovar, consciente de todo lo que ha implicado este proceso creativo, ahonda en ello: “Ella (Camila) sabe que lo que estamos haciendo es un juego, pero como todo lo que tiene que ver con el juego de la actuación, lo hacemos con enorme seriedad, para que la historia que estamos contando pueda tener el impacto que se tiene que lograr”.

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