Todo comenzó en la mente de Pablo Aramendi cuando se encontró con una nota en la que, con certeza, se decía que la Ciudad de México había sido el primer lugar en otorgarle a las mujeres uniforme y placa policiaca.

“Había sido como un experimento en 1929 y sólo por algunos meses, porque la sociedad no estaba preparada para tener a mujeres dando instrucciones”, dice.

Pasaron cuatro décadas para que la idea volviera a florecer en la capital mexicana, pero casi otras seis para que la historia brincara al formato audiovisual, con Bárbara Mori, Natalia Téllez, Ximena Sariñana y Amorita Rasgado representando a esa policía de los 70.

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Y Aramendi, quien había sido responsable de guiones en “Control Z” y “El internado”, fue el responsable de darle vida a “Las azules”, que estrena esta semana en Apple TV.

“Lo primero que se pensó es que fuera película, pero luego se decidió mejor aventarse la serie”, indica.

Fue cuando comenzaron a contactar a las antiguas integrantes de esa agrupación que, dice el creativo, obedecía a esquemas de marketing pues era la manera de mejorar la imagen negativa de las fuerzas del orden, tras la matanza estudiantil en Tlatelolco de 1968.

“La serie no cuenta la vida de las policías reales, pero sí se usaron anécdotas de cómo fue su formación, cómo se relacionaban entre ellas, cómo era llegar a un mundo de hombres, cuando lo que hacían eran vigilar escuela, parques, asistir a los turistas y el uniforme no era como el de los policías, sino que el objetivo era que se vieran bonitas”, indica.

“Es curioso, pero por un lado aunque sabían que el uniforme no era de policía, estaban contentas porque además era de buena calidad, algo que no era tan sencillo en esa época. Hoy en día uno se sorprendería al saber que había esposos que estaban contentos con ellas, les hacían su lunch (comida) porque además tenían buenos sueldos”, detalla.

En la historia, co escrita y dirigida por Fernando Rovzar, los personajes se dan cuenta de cómo las utilizan, al tiempo que hay un criminal cruel deambulando en las calles citadinas.

“El personaje de Bárbara se enfrenta a su esposo; el de Natalia viene de ser una niña rebelde y de pronto está frente a lo que dice la sociedad; el de Ximena tiene que vencer un poco el caparazón en que ha vivido y el de Amorita debe enfrentar a su padre y hermano”, detalla.

Aramendi considera que, desde el punto de vista dramático, el pasado es más rico, porque era más “salvaje”, a diferencia de ahora, donde todo es más diplomático

“Y además hablar del pasado da más libertad para hablar de determinados temas fuertes, porque no son del presente. Por ejemplo, si se habla de cierta crudeza de la policía, de episodios oscuros, es más sencillo ponerlo en el pasado para no molestar. Aquí pusimos a los policías cómo se comportarían en esa época, con interrogatorios diferentes (a los actuales)”, apunta.

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