Venecia.— Gracias a Lady Gaga, todo lo que rodeó la presentación de Joker: Folie à Deux estuvo lleno de glamour y tumultos, torbellino que no equipararon ni George Clooney o Brad Pitt a su paso.
Para el estreno mundial de la secuela sobre el villano dirigida por Todd Philips, Gaga eligió un atuendo acorde: un traje largo negro de Christian Dior Haute Couture, diamantes de Tiffany & Co. y un sombrero alto de encaje de Philip Treacey que sujetaba su cabello.
La estrella salió del Hotel Excélsior rodeada por guardaespaldas, policías y un servicio de inteligencia italiano que la acompañaron entre el tumulto de los fans hasta su llegada a la alfombra roja, en un trayecto de aproximadamente 250 metros, debido a que el sombrero le impidió subir al auto oficial.
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La cantante posó al lado de su prometido, el empresario y filántropo Michael Polanski, y junto a su Joker, Joaquín Phoenix, quien no desmereció a su lado, vistiendo un smoking y gafas oscuras.
Entre el público asistente a la alfombra roja que vitoreaba a los protagonistas y director del filme, se pudieron ver varios jóvenes con máscaras y caracterizados como emblemático villano de Batman.
En relación al filme, en el que Harley Quinn (Gaga) y un convicto Arthur Fleck (Phoenix) viven una cuestionable historia de amor repleta de bailes y canciones, Gaga, en rueda de prensa, afirmó que esta película “no es un musical”.
“Para mí, se trató más de olvidar cómo respirar y dejar que la canción saliera completamente del personaje. Las canciones son la forma de expresarse”, dijo.
De lo que no quedó duda a su paso por la alfombra roja del Lido, es que la multifacética neoyorquina le aportó a la nueva cinta de Todd Philips mucho furor.
La actriz dejó claro que disfruta estar bajo los reflectores, confianza que también transmitió a Phoenix, quien es famoso por escabullirse de estos eventos para fumar a mitad de las preguntas o no responder; ya que el actor se relajó, al no tener toda atención sobre él.
Sin embargo, no pudo escapar al efecto Gaga y, aunque antes decidió ir de bajo perfil a su encuentro con la prensa internacional —camiseta blanca y pantalón negro—, sorprendió al ser el primero en entrar a la sala, saludar e incluso sonreír y elaborar varias respuestas.
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Por ejemplo, habló con mesura de su polémico abandono de la película de Todd Haynes con temática LGBT+, días antes de empezar la filmación: “Es injusto elaborar nada si la otra parte no está aquí para dar su visión”, sentenció.
Lo que sí esquivó confesar fue cuánto peso perdió esta vez para interpretar a Fleck: “La última vez fui muy irresponsable al hablar demasiado de esto”, expresó.
Únicamente enfatizó que lo hizo de forma saludable, bajo supervisión médica y que cree que será la última vez que se someta a algo tan drástico físicamente, “porque sé que ya estoy cerca de los 50”.
Bromeando, como su personaje, y sin que se le escuchara mucho, agregó divertido: “En realidad bajé casi 17 kilos… no, no es cierto”.
Joaquín se veía cómodo al lado de la intérprete de “Bad romance”, quien iba con un look retro inspirado en los 60: vestido negro de terciopelo y una boina.
Pero de lo que era imposible quitar la mirada, además de los aretes de Tiffany & Co. y las plataformas de Christian Louboutin que llevaba la artista, era de su inmenso anillo de compromiso.
En el photocall previo, la estrella aprovechó para mandar varios besos a sus seguidores, poniendo las manos en su cara, dejando así que las fotografías se centraran en el pedrusco ovalado que le dio su prometido, mismo que ya había lucido antes durante los Juegos Olímpicos de París, hace un mes.
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