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En 1995, la princesa Diana de Gales hizo algo que hasta el momento ningún miembro de la realeza británica se había atrevido a hacer: hablar ante un medio de comunicación (la BBC), sobre lo difícil que era pertenecer a la Familia Real Británica, y mostrar que una princesa también sufre desamor, padece enfermedades mentales y rompe las reglas.
Ésta sería una constante en la vida de Diana Frances Spencer hasta su fallecimiento el 31 de agosto de 1997, a causa de un accidente automovilístico.
Antes de convertirse en la prometida del príncipe Carlos, heredero al trono británico, Diana —hija de John Spencer, octavo conde de Althorp— era maestra de preescolar en la escuela Young England School y vivía en un pequeño departamento en Londres con algunas amigas. Cuando se anunció su compromiso, el 24 de febrero de 1981, debió seguir un rígido protocolo, como mudarse a Clarence House hasta el día de su boda, momento donde comenzó a dar muestras de que ella marcaría sus propias reglas.
Un momento considerado como una de las primeras muestras de la lucha feminista dentro de la monarquía (y un ejemplo que siguieron las duquesas de Cambridge y Sussex, Kate Middleton y Meghan Markle) sucedió cuando, al decir sus votos de matrimonio siguiendo el Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra, Diana se negó a profesar obediencia a su esposo, lo que la llevó a tener un enfrentamiento con el arzobispo de Canterbury, Robert Runcie.
Esa garra la llevó a otras áreas. Diana decidió que sus hijos, los príncipes William y Harry, recibieran educación en escuelas públicas, lo que los convirtió en los primeros miembros de la realeza británica en recibir educación académica fuera de palacio, abriendo la puerta para que otros siguieran su ejemplo.
Pero lo que marcó la pauta y con lo que Lady Di se ganó el corazón de todo el mundo, fue la cercanía que tuvo con la gente; no sólo saludaba de lejos a su pueblo o recibía flores, sino que abrazaba, conversaba con la gente y, cuando hablaba con los niños, se ponía a su nivel; incluso llegó a abrazar a enfermos de VIH.
Como referente de la moda tuvo amistad con diseñadores como Gianni Versace y con figuras del espectáculo como Michael Jackson y John Travolta, con quien bailó durante 15 minutos en una cena en la Casa Blanca.
Sólo la muerte apagó su voz
Tras divorciarse en 1996, Diana no guardó silencio sobre lo que vivió siendo parte de la monarquía. En una entrevista para la BBC, reveló la fría actitud de su esposo, cómo Camilla Parker Bowles (segunda esposa de Carlos) siempre estuvo en medio de su matrimonio, así como su depresión y problemas de bulimia.
Diana abrazó causas humanitarias como la lucha contra el VIH, en pro de la comunidad LGBT+ y por los niños del mundo, lo que la llevó a vivir rodeada de paparazzis, hecho que causó su muerte cuando viajaba en un auto con su novio Dodi Al-Fayed. Al intentar huir, la pareja y su chófer se estrellaron en el Puente del Alma, en París.
7 METROS Y MEDIO medía la cola del vestido de novia de Lady Di, la más larga en la historia de la realeza.
25 millones de euros fue la herencia que dejó la princesa al morir para sus hijos, los príncipes Guillermo y Enrique.
2,500 millones de personas en el mundo siguieron por tv la cobertura de la muerte de Diana.
Diana de Gales
Princesa
"La mayor enfermedad mundial es la de las personas que no se sienten amadas. Yo sé que puedo dar amor y es lo que quiero hacer”
Cronología
Con información de Jorge Emilio Sánchez
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