María Félix se convirtió en mamá cuando era muy joven, dos días antes de cumplir 20 años, siempre dijo que gracias a su madre ella había podido trabajar como lo hizo, pues fue ella quien cuidó de su hijo Enrique; la actriz no idealizó la maternidad, pero sí decía que haber tenido un hijo era de lo más hermoso que le había pasado.
“Fue una de las cosas más maravillosas que me haya caído en mi vida, el haber tenido un hijo; no la maternidad, no… tener un hijo, tener un compañero, como yo estaba tan joven, me gustaba mucho tener un hijo como el que yo tuve, y si me hubieran preguntado, cómo lo hubiera querido tener, hubiera dicho que así como era”, contó en una entrevista televisiva.
Enrique Álvarez Félix tenía porte y propiedad para hablar, ambas cualidades heredadas de su madre, con quien nunca actuó, pues desde que él decidió incursionar en esta actividad tras haber estudiado derecho internacional, María le dijo que no trabajarían juntos jamás.
Aunque en apariencia madre e hijo se llevaban bien, versiones de la época señalaron que esto no era así, y que la relación entre ellos no fue del todo buena, sino tensa; Enrique llegó a confirmar esto al decir que él debió ceder muchas veces para que las cosas con su madre fluyeran, pues ambos tenían un carácter fuerte.
“Somos Aries los dos, muy… chocamos mucho, mucha discusión, pero hay un respeto muy grande, sobre todo, ya si nos ponen en el borde, yo siempre cedo, es mi madre, y yo ante ella lo que quiera, yo sin ella no puedo vivir”, dijo en entrevista con César Costa en 1994, dos años antes de morir.
En esa ocasión contó que él se enamoró del mundo artístico por el olor, es decir, desde que entró a un estudio y le gustó cómo olía el foro, sin embargo, reconoció que era una carrera ingrata, la cual había sufrido más que disfrutado, por lo que si Dios le hubiera dado la oportunidad de escoger de nuevo, no volvería a elegir actuación.
Consideró que para triunfar en ella era indispensable tener “contactos, amigos, compadres”, cosa que él no tenía, a pesar de ser el hijo de María Félix: “Piensan muchas personas que mi mamá ha sido la gallina culeca que me ha cobijado con sus alas, no, eso es falso, yo no he tenido nada, más que el trabajo que hago que ha logrado gustar y que he ido adelante”, expresó.
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Cuando Enrique murió, “La Doña” se quebró antes miles de seguidores que la vieron llorar la muerte de su único hijo, imágenes de la gran diva sufriendo la sorpresiva pérdida conmovió a México, y muchos aseguraron que esa pérdida fue el principio del fin para la actriz.
María Félix despidió a su hijo entre llanto y nardos
Enrique Álvarez Félix murió de un infarto el 24 de mayo de 1996, tenía 62 años y varios proyectos en puerta; su madre, de entonces 82 años, se encontraba en París y llegó a México al día siguiente del deceso de su hijo.
Una semana antes, los televidentes vieron actuar a Enrique como el antagónico en la telenovela “Marisol”, melodrama producido por Juan Osorio y protagonizado por Érika Buenfil y Eduardo Santamarina; en esta historia Enrique fallece víctima de un paro cardíaco, lo cual, paradójicamente coincidió con la vida real.
EL UNIVERSAL reportó que de acuerdo a informes proporcionados por amigos, el actor se encontraba durmiendo en su hogar ubicado en la colonia Polanco, cuando de pronto, su sueño fue interrumpido por una complicación respiratoria, por lo que llamó por teléfono a su médico. Cuando éste llegó al departamento del artista se encontró con que el hijo de María Félix estaba muy grave, a punto de sufrir un infarto.
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Tras la muerte de Álvarez Félix, el productor Ernesto Alonso, vecino del actor, se hizo cargo de los trámites del funeral; María Félix llegó al aeropuerto de la Ciudad de México y ahí ya la esperaba Ernesto Alonso, el expresidente Miguel Alemán y la representante de artistas Fanny Schatz.
“El dolor por la muerte de mi hijo es grande, pero sólo el tiempo me ayudará a superarlo. Enrique fue un buen actor y un buen muchacho”, dijo la actriz tras llegar a la capilla número 10 de Gayosso Sullivan, donde fueron velados los restos de su hijo, quien tuvo un funeral privado a pesar de que los fans se dieron cita sin éxito a las afueras del velatorio.
Famosos como Ernesto Alonso, Juan Gabriel, Carlos Piñar, Liliana Abud, Blanca Guerra, Jacquelne Andere y Blanca Sánchez acompañaron a “La Doña” en el momento más doloroso de su vida, en el que lució riguroso color negro y lentes oscuros; estaba conmovida con todas las muestras de cariño por parte del público.
“Estoy conmovida por el cariño que el pueblo de México le ha demostrado a mi hijo Enrique. Es en estos momentos cuando la emoción es grande y las palabras muy chicas”, expresó.
María Félix nunca perdió la calma a pesar de la gran cantidad de periodistas que la rodeaban. Siempre se portó amable y respondió cada una de las preguntas que le hicieron.
Minutos antes de ser entrevistada se ofició una misa de cuerpo presente en la que estuvo Emilio Azcárraga. Alguien le preguntó cómo se sentía y expresó que en paz y tranquila porque sabía que su hijo estaba en un lugar mejor.
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“Siento mucha paz, y les doy gracias a los que me han ayudado a superar este dolor, a los que me hacen fuerte”. La Doña tomó aire y agregó: “Él debe estar en un buen lugar porque fue un buen muchacho; estoy tranquila por el amor que el pueblo de México me da, ya que me llena de fortaleza”.
“¿Por qué estarás fuera de mi pensamiento sólo porque estás fuera de mi vista?”, cuestionó María Félix al hablar de la muerte de su hijo a quien le preparó una misa muy especial con todo lo bello que Enrique amó en vida, como los nardos.
“Él era muy afecto a la belleza, se la hice en el templo que más le gustaba de México, que es Santo Domingo, con la música que le gustaba que era el Réquiem, de Mozart; con las flores que le gustaban que eran los nardos, le hice un homenaje lo mejor que yo pude con toda mi alma, los coros más bonitos de México, lo más bonito de México se lo puse ahí en una misa, es lo único que podía darle ya, ya no podía hacer otra cosa”.
Tres meses después de la muerte de su hijo, María Félix se sinceró con EL UNIVERSAL al decir que aún le parecía mentira la muerte de Enrique, quien de niño pensó en envenenar a Agustín Lara cuando éste era esposo de su madre.
“En ocasiones creo que es algo irreal. Creo que Quique estaba mal del corazón pero nunca se atendió y eso trajo como consecuencia su fallecimiento”, expresó desde el estudio de su casa donde conservaba varios libros de su hijo.