George M. Johnson suelta una pregunta: “Tenemos un montón de atletas que son de la comunidad LGBTQ+ en la NFL, en la NBA, en la MLB, ¿hay alguien que le apueste a que el 100% de los jugadores ahí son todos heterosexuales...? Como si eso fuera realista”.
El escritor pide entonces voltear a nuestro alrededor: siempre encontraremos a una persona cercana, un amigo, un familiar, un ser querido, cuyas preferencias disten de las heterosexuales. También habrá individuos de otras razas, niveles socioeconómicos, indentidades y posturas de pensamiento.
Él cree que lo ideal sería no verlas por ello, que la sociedad no los juzgara y las leyes aplicaran igual en la práctica. Pero hay un mundo que queremos y otro que tenemos.
George quiere cambiar la narrativa del que ya tenemos: mostrar lo rescatable para llegar al mundo que queremos.
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“Todos existimos juntos, más allá de la norma heterosexual, y por eso no sólo es importante que las personas queer lleguen a verse a sí mismas, es igual de importante que las heterosexuales se conviertan en amigos de las personas queer”, considera con EL UNIVERSAL.
“Sí. Los homosexuales también pueden ser guardianes de las personas queer; maestros de las personas queer; tantas cosas en nuestras vidas. Esto sólo se logrará entendiendo cómo navegamos por un mundo normal para ellos, pero que a nosotros nos supera”.
George publicó en abril de 2020 el libro No todos los chicos son azules (All boys aren’t blue), que se convirtió en un best seller en pandemia: el Mejor libro del año de Amazon en Estados Unidos; lo mismo que para la revista People. La publicación llega en español este mes a las librerías de México, además de ediciones digitales, bajo Ediciones Camelot.
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Cambiar la narrativa
El libro describe momentos clave en la vida de George, en la que enfrentó situaciones difíciles, como el bullying, pero se centra más en la vida de un niño y adolescente queer que también encuentra apoyo en algunos miembros de su familia y amigos; un joven que cree en amor y que, como todos, duda e idealiza sobre sus primeros encuentros sexuales.
“Gabrielle dijo que la historia está cambiando a su hija, que siempre quiso ver eso en la tv, porque además aporta a la dinámica de una familia negra. Hace un año que ya trabajamos en el tratamiento”.
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La serie buscará llenar de colores la pantalla, no sólo los sombríos, sino los que emanaron en los años universitarios de George, con flashbacks hacia su infancia. La idea es ambientarla en la actualidad, con temas como las redes sociales y la cuarentena, pero siempre normalizando su vida cotidiana.
“A menudo vemos sólo el ‘lado b’ de personajes queer, nunca llegarán a ser el principal, las personas queer mueren al final de una gran cantidad de shows y de libros, y sus vidas están totalmente envueltas en sus traumas y nunca en un universo de experiencias”, lamenta.
George critica que los temas de la comunidad LGBTQ+ se centren sólo en la violencia o las excentricidades, cuando hay un abanico de posibilidades. “Los medios no deberían escribir solo cuando las personas LGBTQ+ mueren. No se suele escribir sobre nuestras vidas; sólo quieren escribir cuando las celebran, pero no somos un tema de 30 días. Hay que hablar de nosotros cuando no somos algo candente. Si no vivimos algo traumático, no significa que no tengamos mucho que decir”.
"Cuando creces como un niño queer, nunca puedes mirar a una persona como lo haría un heterosexual. En la forma en que otros pudieron mirar a sus héroes e íconos”
George M. Johnson. escritor
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Está consciente de que la violencia existe, en especial en México, pero cree que por ello las narrativas deben abarcar muchos ámbitos. “Para mí es importante que se vea el mundo desde nuestra perspectiva”.
¿Qué es ser Queer?
La palabra describe una identidad de género y sexual diferente a la heterosexual y cisgénero (personas cuya identidad de género coincide con su fenotipo sexual).
Las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero pueden llegar a identificarse como queer.
Lenguaje inclusivo. En EU, al igual que en México, hay un debate al respecto; Johnson no considera fundamental usar ciertos pronombres, pero cree que son “extremadamente importantes”: “Es necesario que hablemos con y como los jóvenes, para incluirlos y entenderlos”.