jose.montoya@eluniversal.com.mx
Son implacables con sus críticas, pero con esa misma intensidad aman la temporada navideña. Los chef Betty Vázquez, Benito Molina y Adrián Herrera, quienes cada domingo conquistan la pantalla chica con MasterChef, comparten la receta para hacer de esta Navidad un momento especial en sus vidas.
“Yo creo que en la vida diaria, uno no debe perder la costumbre de sentarse alrededor de la mesa. Yo no me preocuparía por un par de kilos de más, me preocuparía de la ausencia, de la convivencia, de la carencia de amigos con quien compartir la mesa, y, sobretodo, que no hubiera comida caliente en mi mesa. No debes dejar de comer porque pienses que algo engorda, también es necesario apapachar el alma a través de la comida, hay recuerdos que te engordan y que al mismo tiempo te sanan”, dice la chef Betty.
Más allá de ponerse en condición para esta temporada decembrina, el chef Herrera considera que uno debe hacerse de hábitos sanos; así, explica, sin temor redujo la cantidad de azúcar y harinas que consumía con el fin de poder disfrutar de todo.
“No existe el concepto de comida saludable, lo que existe son hábitos saludables. El gran problema es todo lo que nos metemos a la boca y la vida que llevas, si todo el año estás comiendo mal, pues claro que vas a llegar a fin de año sintiéndote mal y culpable, con la báscula pidiéndote que te retires. Hay que tener buenos hábitos alimenticios y comer de todo, bajar la cantidad de azúcar y a las harinas; no te lo quites pero sí bájale. Que sea un equilibrio entre la proteína, el carbohidrato y la grasa, gracias a eso bajé 16 kilos y fue cambiar hábitos alimenticios y monitorearlos. Así esta Navidad me puedo atascar de lo que quiera y no me va a pasar nada porque me ponga un atracón”.
La chef Betty recomienda que para evitar preocupaciones esta Navidad, los platillos se coman en porciones moderadas y que más allá de temer por el peso que uno pueda ganar y los ingredientes, uno debe darle el valor que merece.
“Yo digo que la comida es sanadora, cada bocado que nos metamos a la boca hay que agradecerlo”, expresa.
Los recuerdos agridulces. Los jueces del programa de Azteca comentan que la cocina les trae recuerdos que los han marcado y que los hace valorar, aún más, a la familia y los amigos.
“En casa siempre hubo pavo y fue importante la cena de Navidad porque siempre hubo amigos invitados a comer, mis papás fueron grandes anfitriones y cuando ya no cabíamos en la mesa, cenábamos parados alrededor de la mesa. Pero lo que más recuerdo es la convivencia en la mesa previa a la Navidad, porque había que picar un chorro de cosas, había que desvenar y desmenuzar, y luego la convivencia en la mesa, y creo que al final también eso heredo. En casa siempre se recibe a los amigos con muchísimo entusiasmo y alegría”, expresa Betty.
“Un recuerdo bonito de la Navidad es cuando la familia todavía no había crecido mucho y podíamos meternos todos en la hacienda de mi tía. Estábamos en un ambiente rústico y teníamos comida de la Huasteca, los recuerdos que mejor tengo tienen que ver con el lugar”.
A Benito le viene a la mente un recuerdo un tanto agridulce.
“De mis navidades de niño tengo unas memorias increíbles. En casa de mis abuelos, maternos y paternos, eran dos contrastes de cocina muy grandes. Era una magia pero luego fue de lo más feo del mundo porque mi abuela se murió un 24 de diciembre, la mamá de mi mamá, y estábamos ya con todo listo para la cena y de pronto ¡pum! No es una bonita historia que contar, pero es la verdad”.
Sin embargo, explica, ha aprendido a hacerse de sus propias costumbres para disfrutar de nuevo estas fechas y aconseja algo que no debe faltar, cuando menos para estar bien.
“No debe haber vasos vacíos, tienen que estar todos llenos, que no le falte nada de tomar a los cocineros”, ríe.
Anette Michel, la conductora del show dominical, dice que, al igual que el chef Benito, también ha aprendido a ver la Navidad con nuevos ojos luego de un trago amargo.
“La he visto desde dos puntos de vista dos diferentes. Una, tenía 19 años, tuve una Navidad muy bonita y acababa de llegar a Guadalajara, estábamos muy emocionadas mi hermana y yo de regresar a nuestra ciudad, volver a crecer ahí, iniciando una nueva vida y justo el 1 de enero de ese año mi papá tuvo un accidente y falleció. Fue un Año Nuevo muy triste y desde entonces no celebré la Navidad hasta que nació mi hijo”.
Con su pequeño Nicolás, dice Michel, Navidad ahora es una fiesta, es ver qué se va a cenar, a dónde van a ir y cómo decorar la casa.
“Regresó ese espíritu precioso de la Navidad a mi vida; ya la perdoné, me perdono y la pasamos todos muy bien”.