En 2007 Quentin Tarantino le pidió al director de cine Eli Roth que hiciera un tráiler de broma para la película "Grindhouse", por lo que el realizador creó una mini historia violenta que comenzaba en un Viernes Negro, el día siguiente a la celebración de Acción de Gracias, en EU, en la que los almacenes disponen sus mejores ofertas.

Para muchos, esta es una oportunidad de adquirir los regalos navideños a un mejor precio, pero otros viven una pesadilla por conseguir un artículo más barato.

Inspirado en esta tradición, Roth creó la cinta "Viernes Negro", que estrena el 30 de noviembre, y en la que imagina el peor escenario posible detrás de un día como ese.

“Comencé a ver videos virales todos los años de gente que veía a otras personas pisotearse, arrancarse el cabello y golpearse en la cara por wafleras y televisores de pantalla plana”, dice Roth en entrevista con EL UNIVERSAL.

“Pensamos que era ideal que la locura comenzara en una venta de Viernes Negro, como la perfecta excusa de una película de terror basada en la codicia y la perversión de esta fecha”.

En la historia, protagonizada por Patrick Dempsey (Grey’s Anatomy), un grupo de jóvenes está presente durante un fatal accidente en un supermercado y, armado con celulares, graba algunos de momentos más sádicos y espeluznantes de la guerra por las compras y lo sube a internet, sin saber que esta será la herramienta para que un misterioso asesino persiga a todos los involucrados, arruinando así el Día de Acción de Gracias.

“Cuando tenía 12 años me di cuenta de que cada día festivo debería tener su película de terror; ya había Navidad negra, Halloween y hasta San Valentín, pero pensé, ‘¿dónde está el Día de Acción de Gracias?’, ‘¿Qué pasaría si mataran a Santa Claus para la Noche de Paz?”, explica Roth.

Con sed de terror

Ambientarlo en la época actual, con las herramientas tecnológicas de las nuevas generaciones, fue uno de los propósitos del director, quien regresa al género del horror después de una década porque considera que las audiencias de hoy están más dispuestas a disfrutar de los relatos crudos.

“El terror es más común que antes, lo genial es que la generación joven, los niños de 10 años o incluso más jóvenes aman el terror y les gustan mucho Freddy, Jason, Ghostface y Chucky, incluso cuando hay reinicios he notado que las secuelas les atraen, la gente va a verlas, les encantan esos personajes”, asegura.

El realizador de cintas como Hostal, reconoce que la apertura se debe en gran medida al auge de las plataformas de streaming y la oferta masiva de contenidos, que ha dado a los espectadores oportunidad de acercarse a largometrajes de distintos géneros.

“Ahora gran parte de la sangre también está en la televisión, así que lo que solía ser impactante y totalmente inusual, como cuando hice Hostal, ahora es más común en la televisión de terror, pero también lo hace más complicado. Si vas a hacer asesinatos en una película de terror para una sala de cine, tienes que darles algo tan espectacular que nunca hayan visto”.

Superar cada uno de sus relatos es algo que aprendió de su colega Quentin Tarantino. Recuerda que el director de Kill Bill le aconsejó siempre buscar que sus nuevas películas contaran un mejor relato que las anteriores.

“Me enseñó el respeto por el cine, que tienes la oportunidad de que alguien te esté dando dinero para hacer una película de terror, entonces estás viviendo tu sueño, y si haces un clásico, el siguiente tiene que ser más impactante”.

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