El primer plano de esta película muestra a seis directores en una misma sala de cine. Y uno de ellos guarda una verdad.
Atrapa las miradas, el coreano Bong Joon-ho con su pelo crespo y desaliñado que le hace ver mucho más joven que sus 50. Los aplausos duraderos se los lleva
, ya de 70. Es el sabio en el lugar, el que ya ganó un Oscar, el que todos escuchan aunque a veces no le entiendan.
El manchego habla en inglés, salta al español, y aún así mantiene atentas a cerca de mil personas que acuden a un evento dedicado a los nominados a Película Internacional en el Oscar. Es una categoría nombrada así por primera vez pues, se dice y todos aplauden, “el cine es un mismo idioma”.
“Tengo el presentimiento de que no voy a ser el ganador el domingo”, se sincera Almodóvar.
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“Pero me gustaría decirle a mis amigos, por si acaso, que no sólo quiero compartir, sino dedicar el premio que quizá ni reciba. Me siento en la mejor compañía, orgulloso de ser parte de este grupo”.
Ese grupo sabe que bromea pero habla en serio: está conformado por los macedonios Tamara Kotevska y Ljubomir Stefanov (“Honeyland”), el polaco Jan Komasa (“Corpus Christi”), el francés Ladj Ly (“Los miserables”) y el favorito, el coreano Joon-Ho (“Parásitos”).
Aplauden el gesto del español. Ya antes le habían escuchado con detenimiento decir cómo une hasta tres guiones para hacer una película, la paciencia que tiene para “cocinarlos” durante años y que todavía no sabe por qué decidió hacer tan biográfica “Dolor y Gloria”.
Mientras la realizadora macedonia y el polaco coinciden en que sus cintas buscan unir sociedades alienadas, y aunque el francés y el coreano hablen de las diferencias de clase, es el español el que debe responder sobre que se siente ser Pedro Almodóvar a los 70.
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Pone un ejemplo, tipo espejo, en el personaje de Antonio Banderas en “Dolor y gloria”, un cineasta deprimido, venido a menos: “Le di mi casa, el lugar es una réplica de mi casa. Las pinturas son mías, los muebles, hasta los tenis. Era muy cercano al personaje”.
Luego se retracta: explica que es muy feliz. Luego regresa: dice que la madre de su película viene de su propia historia.
Agradece, eso sí, estar nominado: “Sentía esa responsabilidad de que si no tenía esta nominación no podría regresar a España. Es decir, lo necesitaba. Rogaba por esta nominación”, bromea.
Entonces, un público algo cansado despierta por la única consulta que no viene del moderador, sino de otro cineasta.
“Perdona esta pregunta tonta”, dice Bong Joon-Ho a Almodóvar. “¿Cómo inventaste toda la estructura de “Hablé con ella”? Tengo curiosidad. Lo siento”.
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El silencio no dura nada, pero parece suficiente para repensar esas palabras. Más que duda, se interpreta como un consejo basado en la experiencia.
“No, me agrada que me preguntes eso”, le responde el español. “En 'Hablé con ella' trabajé por años. 'Mala educación' fue el resultado de 10 años, no escritos todos los días, sino cocinando. Tengo muchas historias en mi mesa en diferentes estados de desarrollo”.
El español hace otra pausa, también breve pero meditada. “Ese es el problema cuando haces algo que te lleva 10 años. No te puedes esperar 10 años ahora. Es lo malo de la edad, de ser más viejo”.