Por un acto de “irresponsabilidad” paterna, Diego Luna tuvo sus primeros acercamientos a la actuación, vía el teatro.

Un día, relata el propio actor, llegó a su casa el director Julio Castillo para hablar con su papá, el escenógrafo Alejandro Luna, porque se pensaba reponer las obras “De la calle” y “De película”.

Para esta última se necesitaba un niño y Castillo le preguntó a Diego si lo haría, recibiendo como respuesta que sí, pero dependía de su padre.

“Mi papá me dijo de manera irresponsable que claro, pero no dejas la escuela y así empezó todo”, recuerda Luna.

“A través de mi interés, el andar y el crecer, empecé a darme cuenta que necesitaba aprender a hacerlo, fue una forma, un camino raro, porque todos los actores se volvieron mis referentes”, añade.

La tarde de ayer, el charolastra y protagonista de “Rogue One: Una historia de Star Wars”, hizo un viaje por su vida en el marco del Festival Internacional de Cine que se desarrolla en esta ciudad, aprovechando la presentación del libro biográfico “Diego Luna: la neta es chida, pero inalcanzable”, escrito por Roberto Fiesco.

“Fueron ocho sesiones (de entrevistas) como de terapia, donde me ayudó a recordar mi vida, ponerla en orden, sacarla de orden que uno le pone para que duelan menos las cosas; fue bonito y confrontativo porque me tocó hacerlo después de la muerte de mi padre”, expone.

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Luna está presente en el festival en su calidad de productor del documental "Estado de silencio", en el que muestra que el periodismo es una actividad de alto riesgo, donde hay que estar en medio de balaceras, recibiendo golpes o amenazas cuando se ejerce la profesión y plasmar la realidad en videos, notas o fotos.

El largometraje sigue a cuatro reporteros, entre ellos a María de Jesús Peters, corresponsal en Chiapas de EL UNIVERSAL.

Las cuestiones sociales es algo que ha marcado a Luna, porque también está detrás de la Gira de Documentales Ambulante, fue el rostro visible de la recolección de ayuda tras el terremoto de la Ciudad de México en 2017 e impulsa proyectos con temática ambiental.

“Algo nos pasó a los que vivimos el temblor del 85 que fue como un sacudidón: vi a mi papá salir a revisar escuelas, porque era arquitecto, vi cómo la cuadra de mi comunidad, de mi barrio, se movía a donde habían caído casas y edificios, vi de pronto algo irreparable suceder y transformar prioridades”, destaca sobre sus acciones.

“Es por eso también que siento en este país (México) lo que no siento en ningún otro lado, he sentido el nivel de conexión más profundo con otros seres humanos y con la comunidad”, añade.

Previo a la función de “Estado de silencio”, Diego autografió su libro y posters de “Rogue One” a varios jóvenes que lo esperaban en la alfombra roja.

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