En el , ampararse diciendo que se trata de una ficción sobre la vida de una persona, no es suficiente. La ficción también puede difamar.

Es lo que argumenta Nona Gaprindashvili, ajedrecista que demandó a Netflix por un diálogo de Gambito de dama donde se refieren a ella como alguien que “nunca ha jugado contra hombres”, lo que considera una mentira para realzar el drama en la serie.

En México no se ha llegado a eso aun cuando en los últimos tres años aumentaron los proyectos biográficos. Sin embargo, actores se han quejado de cómo quedan exhibidas sus vidas, como la de Stephanie Salas en Luis Miguel, la serie, o Aracely Arámbula, quien se negó a ser mencionada en la misma.

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Para evitar problemas, los creativos mexicanos echan mano de recursos que permite la ley y suman meses de investigación y firmas de contratos, si se requiere.

“Cuando se atienden estos casos, es común entender que el personaje en cuestión está relacionado con la vida pública, llámese político, artista o delincuente, inclusive. Lo importante es si el tratamiento conlleva una historia de ficción o biográfica; en ambos casos, debe evitarse la difamación o la calumnia”, indica Ramón Obón, abogado especialista en derechos de autor y escritor de cine.

Destaca que, si bien difamación y calumnia están despenalizadas en México, sí tienen repercusiones civiles al estar consideradas en el artículo 1916 del Código Civil Federal.

La difamación, detalla, es el acto de comunicar a una o más personas la imputación que se hace a otra de un hecho cierto o falso, determinado o indeterminado, que pueda causarle deshonra, descrédito, perjuicio o exponerlo al desprecio. La calumnia es imputar a alguien un hecho determinado y calificado como delito por la ley, si este hecho es falso, o es inocente a quien se imputa.

“Ese artículo establece que la reproducción fiel de información no da lugar al daño moral, aún en los casos en que la información reproducida no sea correcta y pueda dañar el honor de alguna persona, pues no constituye una responsabilidad para el que la difunde, siempre y cuando se cite la fuente”.

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Buscan alternativas

Un extraño enemigo, que en su primera temporada tocó el México de 1968 y mostró a políticos como Gustavo Díaz Ordaz, presidente de México, sabía en lo que se metía. En la segunda, por estrenar este año, se abarcará el sexenio de Luis Echevarría Álvarez, quien fue secretario de Gobernación con Ordaz.

El productor Marco Polo Constandse recuerda que antes de comenzar la producción entregaron lo necesario para reproducir la época consultando fuentes confiables, incluidos ex miembros del Consejo Nacional de Huelga, golpeado el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco.

“Hay diálogos pero nadie puede decirnos si así fueron, no es comprobable, contrario a Gambito de dama, donde basta presentar periódicos donde dice que sí jugó con hombres, para ver que tiene la razón”.

A la par, un escritor de la serie de Luis Miguel acepta que el terreno es nebuloso, más cuando alguien está vivo.

“En el mejor de los casos está de acuerdo y firma responsivas o permite que se hable de su vida. Luego vienen terceras personas que son mencionadas y, si tienen cierta fama, derechos de uso de imagen y nombre, se convierte en un dilema”.

Un factor importante es que aunque haya autorización, los mismos involucrados no se acuerdan con precisión de las cosas. Eso facilita las cosas.

“Como son historias reales tienden hacia el drama y se trata de que tengan esa connotación. El público busca emocionarse de y lo que hay que saber es hasta dónde estirar la liga”.

En la Ciudad de México existe la Ley de Responsabilidad Civil para la Protección del Derecho a la Vida Privada, el Honor y la Propia Imagen, que faculta a los individuos para no ser molestados por persona alguna, en el núcleo esencial de las actividades que mantengan fuera del conocimiento público y oponerse a la reproducción identificable de sus rasgos físicos, sobre cualquier soporte material, sin su consentimiento.

También considera que una figura pública es la que posee notoriedad o trascendencia colectiva, sin ostentar cargo público, y las que alcanzan cierta publicidad por la actividad profesional que desarrollan o por difundir habitualmente hechos de su vida privada.

En la ficción también hay límites
En la ficción también hay límites
En la ficción también hay límites
En la ficción también hay límites
  1. Su carrera. Fue la primera mujer en lograr el título de Gran Maestro de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez)
  2. La verdad. Contrario a lo que se dice en el último episodio de la serie, sí se enfrentó a hombres, por lo que califica su aparición en la ficción como sexista y un menosprecio a su trabajo.
En la ficción también hay límites
En la ficción también hay límites
  1. Aracely Arámbula no autorizó que su imagen o la de sus hijos (que tuvo con Luis Miguel) aparecieran en su bioserie. 
En la ficción también hay límites
En la ficción también hay límites

El nombre de Enrique Guzmán se cambió por el de Luis Felipe Román en la bioserie de Silvia Pinal, quien fue su pareja.

En la ficción también hay límites
En la ficción también hay límites

 Un extraño enemigo, de Amazon Prime Video, revivió la matanza del 68 y con ello figuras de la política mexicana.