Dolores del Río brilló primero en Hollywood y después en México, su talento y belleza la posicionaron como una de las mejores actrices del cine mudo y del cine sonoro, su porte y elegancia fueron un sello distintivo a la largo de su productiva carrera, sólo algo no figuró en la lista de Dolores: la maternidad.
María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete, el verdadero nombre de Dolores del Río, nació el 3 de agosto de 1904, era sobrina del expresidente Francisco I. Madero, tras estallar la Revolución Mexicana su familia y ella se trasladaron a vivir a la Ciudad de México; estudió en el Colegio Francés de San Cosme, desde pequeña mostró su gusto por el baile.
Vivió en Madrid y París, donde estudió canto; se casó muy joven y después, en una fiesta de sociedad el norteamericano Edwin Carewe la descubrió. En 1935, ella y su marido, de quien obtuvo el apellido Del Río, se fueron a vivir a los Estados para que ella trabajara como actriz en Hollywood, donde protagonizó películas como "Johanna", "Resurrection" (1927), "Ramona" (1928) y "Evangeline" (1929).
Antes de filmar su primera película en México Dolores del Río contaba ya con una trayectoria artística de 23 años en Estados Unidos e Inglaterra. En México figuró como la musa de Emilio "El Indio Fernández" protagonizando películas como "Flor silvestre" (1943), "María Candelaria" (1943), "Las abandonadas" (1944), "Bugambilia" (1945) y "La malquerida" (1949).
Su versatilidad le permitió interpretar desde la campirana María Candelaria hasta la aristócrata Lady Windermere; fue la primera mujer en formar parte del jurado del Festival de Cannes y fue una de las fundadoras del Festival Internacional Cervantino de Guanajuato.
La faceta maternal de Dolores del Río
Dolores del Rió tuvo tres matrimonios y no tuvo hijos, los reportes de la época señalaron que intentó sin éxito ser mamá, sin embargo explotó su faceta maternal con la creación de la Estancia Infantil de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), donde, "fue mamá" de 100 niños, así lo platicó a EL UNIVERSAL desde su residencia en Coyoacán en 1978.
"Una de las grandes satisfacciones de mi vida es la de haber sido fundadora de la Estancia Infantil de la ANDA donde desarrollamos mis compañeros y una servidora una labor social de vital importancia para la comunidad artística de nuestro país".
La principal labor de la estancia infantil fue la de atender a niños de seis semanas de nacidos hasta que alcanzaran la edad requerida para su ingreso a la primaria; archivos fotográficos muestran a Dolores del Río cargando a los niños y jugando con ellos amorosamente.
La actriz, de entonces 74 años, se sinceró al decir que nunca consideró la opción de adoptar por lo demandante de su trabajo, pero que también desistió de hacerlo por miedo.
"Tal vez por miedo, considero que también por motivos de mi carrera, como me la pasaba viajando, trabajando, no pensé mucho en ello, ahora sí, prueba de ello el gran amor que le tengo a la estancia infantil ahí soy madre de 100 hermosos pequeños todos me llenan de júbilo, esta es una de las tareas más hermosas de mi vida", confesó.
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Del Río, la eterna pareja cinematográfica de Pedro Armendáriz, sabía perfectamente el valor de la maternidad, así lo reflexionó:
"Ser madre es lo más maravilloso que existe, nunca he dado a luz, pero comprendo muy bien el sentir de toda madre. Dar a luz a un ser que el día de mañana será pieza vital en la comunidad es algo muy grandioso", consideró, a la par de aplaudir la fortaleza de las mujeres mexicanas pese a las ideas machistas de la época.
"Las mujeres mexicanas han mejorado enormemente hoy en día la mujer de este país sabe trabajar en cualquier actividad sin perder la feminidad", dijo.
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