Eva Longoria ha logrado posicionarse como una de las actrices más exitosas del momento, pero además ha incursionado en el rubro gastronómico y algunas de sus razones están en las vivencias que transitó de niña y adolescente. La artista con ascendencia mexicana y española es dueña de dos restaurantes y también es autora de un libro de cocina: “Eva’s Kitchen: cooking with love for family and friends”.
Pero no todo fue siempre color de rosas para la actriz de 47 años, ya que mucho antes de llegar a la fama y el reconocimiento internacional, vivió situaciones difíciles . En uno de los contactos con la prensa, Eva ha mencionado que la relación sus hermanas fue complicada cuando eran niñas y adolescentes y hasta llegó a pensar que era adoptada.
“De chiquita me llamaban 'Patito feo' porque era muy oscura y delgada, y mis hermanas eran claras y rubias”, dijo en una oportunidad para el medio La Verdad. Además, agregó que forjó su personalidad de una manera muy particular: “Eso me llevó a que tuviera que recurrir al sentido del humor para darle forma a mi personalidad”.
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Pero la artista texana, además, sufrió carencias en su seno familiar y las necesidades la llevaron a tener que salir a cazar con su padre para poder comer. La familia Longoria vivía en una finca que habían obtenido por una herencia. En esos años, cuando no había nada para poder alimentarse, una pequeña Eva iba de caza con su padre Enrique, con quien siempre tuvo una estrecha relación.
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“Cuando era chica cazaba ciervos, conejos, pavos, chanchos salvajes y todo tipo de animales que se cruzaban”, mencionó la empresaria en una entrevista con “The Oprah Winfrey Show”. Y fue contundente con su sentimiento actual y el de su infancia : “Antes cazaba para comer, y ahora encargo la comida y me la traen a la mesa”.
Las declaraciones de la actriz trajeron críticas de parte de asociaciones proteccionistas de animales y en un intento por explicar más sobre su infancia , mencionó: “No lo hacíamos por crueldad, lo hacíamos porque de verdad no teníamos nada para comer. Esa era nuestra cena que poníamos en la mesa y compartíamos con mi familia cuando no teníamos otra cosa”.
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