Hablamos con los actores Ramón Castillo y Juan Antonio Gómez a través de videollamada. Es la única forma en la que, desde que comenzó la pandemia, han mantenido contacto con el mundo exterior.
Esa es la nueva realidad en su hogar La Casa del Actor, espacio dirigido por Yucita Furlong que se ha convertido también en una isla que mantiene a raya al Covid-19, que desde hace meses tiene al planeta en estado de alerta.
Aunque saben que adentro están seguros con los protocolos sanitarios —nadie ajeno puede entrar y los empleados pasan por varios filtros al ingreso—, es imposible no añorar la vida afuera.
“Hay momentos en que está uno tranquilo, sigue sus rutinas, pero parte de nuestras rutinas incluían ciertas salidas al exterior, entonces hay momentos en que dice uno: ‘ya me quiero ir de aquí’. Pero no, hay que aguantar”, dice Ramón.
El actor estaba armando un rompecabezas que le regalaron por el Día del Padre justo antes de la entrevista con EL UNIVERSAL. Esa es una de las actividades con las que para distraerse matan el tiempo cada día, entre otras como jugar bingo, asistir a funciones de cine y hasta de teatro.
Además, en las instalaciones reciben atención de enfermeros y cuidadores, así como voluntarios. Según explica Jorge Ortiz de Pinedo, miembro del patronato, desde hace más de 20 meses la ANDA retiró el apoyo y han recurrido a diversas actividades para recaudar fondos y no descuidar a los inquilinos de La Casa.
Estar en el encierro, que no tiene fecha de término, también ha tenido sus partes buenas.
Quizás ambos sean los únicos artistas en el país que han ofrecido una función en un escenario y hasta con público. Dentro de las instalaciones de la casa, en el Teatro Cantinflas, la semana pasada presentaron la obra José de Arimetea, monólogo que protagonizó Ramón y dirigió Juan Antonio.
Para Juan Antonio, los ensayos del montaje también le levantaron el ánimo, tanto por hacer su arte como por olvidarse de los proyectos que tuvo que detener afuera como una serie para Netflix y funciones de teatro.
“Fue un instante en que me olvidé de mi situación aquí. Jamás pensé que en mi karma iba a vivir yo una pandemia, por Dios.
“A mí me entró mucha depresión cuando vino el virus que se especulaba si era o no cierto. Yo soy paranóico, como buen actor pienso que ya nos encerraron para siempre”, comenta.
Los actores explican que es una situación dura la que viven y el personal de la Casa del actor se esfuerza por entenderlos. En las instalaciones, las medidas sanitarias son extremas. Nadie ajeno a los trabajadores puede ingresar y quienes cada día llegan al recinto viven un protocolo que incluye varios filtros.
“Se les toma temperatura y tienen que pasar a un área de sanitización donde los trabajadores que conviven con huéspedes (enfermeros y cuidadores) se tienen que bañar y poner su uniforme, el resto del personal se cambia de ropa y de zapatos exclusivos para el interior de la casa”, detalla.
Ya en los pasillos la medidas de sana distancia se mantienen en cada área, a ello se suma el lavado de manos, no contacto físico y se sanitizan áreas como pasamanos y perillas, así como el teatro.
Todo esto ha permitido que a la fecha no tengan ningún contagiado de coronavirus al interior. Adelantan que en estos días recibirán la visita de autoridades del gobierno para realizarles la prueba gratuita sólo como prevención.
En cuanto a los actores, además de las medidas dictadas, tienen sus propios rituales. Ramón, por ejemplo, explica que desinfecta el dinero con alcohol en gel porque puede ser un vehículo para transportar el Covid-19.
Juan Antonio, por su parte, lo toma con humor.
“La muerte puede venir cuando quiera pero no sufrida, no empujen”, señala.
Toma de temperatura. Tanto al ingreso como a la salida del recinto.
Sanitización. Dos tapetes a la entrada y son rociados por distintos químicos.
Baño. El personal que está en contacto con los artistas debe ducharse.
Prueba Covid-19. Se aplicará a todos como medida de precaución.
Higiene. Uso de gel antibacterial y lavado de manos como parte del protocolo.
Cubrebocas. Tanto en trabajadores como en los habitantes de la casa.
Sanitización. De todos los espacios públicos, incluido el teatro.
Casa cerrada. Sólo el personal puede entrar. Los húespededes no salen.
Funciones de teatro y cine. Manteniendo la sana distancia entre todos.
Espiritualidad. Presencia de padres que brinden calma a los huéspedes.
Meditación. Y actividades recreativas para mantenerlos entre tenidos.
Videollamadas. Forma segura de comunicación con el exterior.