Karla Vallín decidió explorar lo inmoral y contarlo en una canción. La cantante creció en Aguascalientes y al mudarse a Estados Unidos y la Ciudad de México, entendió que muchas de las creencias sociales que le habían inculcado, en realidad no eran malas, entonces decidió romper sus tabús.
“Me satanizaron el alcohol, salir con los chavos, que tenía que casarme, de lo que tenía que decir o lo que tenía que cantar. Irme para mí fue una liberación de mi persona y de quitarme mis bloqueos mentales y la presión social”.
Ese sentimiento es el que narra en su segundo sencillo musical, titulado Algo inmoral, que se estrena hoy y en el que relata una historia de amor que involucra alcohol y diversión. La intención de la cantante es transmitir un mensaje de liberación personal.
“Es una forma de conectar con el público y decirles: conócete, con tu respeto y tus valores pero explorate y sé libre y deja de pensar en lo que diga la sociedad”.
Karla es hija de Sergio Vallín, guitarrista de Maná, por lo que creció con distintas influencias de géneros: por un lado su madre le heredó el gusto hacia el pop como Selena y Mecano y al mismo tiempo, su padre le enseñó sobre rock, jazz y flamenco. Ahora, su propuesta combina el pop con la cumbia.
“Fue como quitarme una barrera porque normalmente lo popular siempre creen que es para gente de pueblo, al principio sí me costó mucho porque la gente de la industria musical no entendía si estaba en el pop o en lo regional; creo que ahora es un momento donde puedes crear lo que tu quieras porque la gente está muy abierta”