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Madrid.— La mexicana Karime Amaya, que ha triunfado en los tablaos más importantes del flamenco a nivel internacional, puso un nuevo broche de oro a su carrera al actuar en el Teatro Real de Madrid como artista invitada, algo que para la bailaora tiene un significado muy especial.
“Todos sueñan con bailar en este lugar tan reconocido e importante. Me hizo muchísima ilusión cuando me invitaron, sobre todo por lo que este escenario representa y la calidad de los compañeros que participan en el espectáculo con los que coincido por primera vez, lo que también me ilusiona”, asegura a EL UNIVERSAL la sobrina-nieta de la mítica bailaora Carmen Amaya.
Una valiosa herencia. Karime reconoce que el apellido Amaya siempre le ha pesado, pero para bien, por la responsabilidad que implica la figura siempre venerada de su tía-abuela y lo mucho que aportó al baile y al flamenco.
“Más allá del apellido yo siempre voy con mi humildad y con mi verdad por delante y siempre dejando muy claro que ella es única y especial, pues las demás siempre somos admiradoras que intentamos hacerlo lo mejor posible. Ella fue un genio y las demás no lo somos”, agrega Karime en la entrevista realizada en uno de los emblemáticos salones del Teatro Real.
Según los entendidos, Karime heredó de Carmen Amaya la velocidad con la que taconea, el brío y la fuerza con la que se desenvuelve sobre las tablas.
“Me siento realizada en mi profesión. Aunque nunca dejas de soñar, con los años ves todo más aterrizado y con más gratitud. Es una carrera que no termina, siempre se aprende, soy feliz aprendiendo de los demás”, dice con un acento que se alimenta a partes iguales de México y España.
Recorrido flamenco. El pasado miércoles Karime deleitó en el Salón de Baile del Teatro Real a los asistentes al espectáculo del cantaor y guitarrista Ricardo Fernández del Moral, en el que la bailaora participó como artista invitada agotando las localidades.
Juntos realizaron un recorrido por el flamenco, desde los palos tradicionales como la Soleá o los Cantes Minero-Levantinos, hasta otros estilos más fiesteros, incluidas versiones de canciones populares.
Nacida en Ciudad de México en 1985 en el seno de una familia de renombrados artistas, Karime debutó a los nueve años en la compañía regentada por su madre, la también bailaora Mercedes Amaya. Desde entonces se ha dedicado a crecer en los escenarios, siendo galardonada en 2013 con el premio revelación en el festival de flamenco de Jerez, Andalucía.
“A los 12 años vine de gira a Europa con mi madre y me enamoré de España justo en el momento en que tenía más claro que me quería dedicar en serio al flamenco y hacer una carrera. A los 18 años me trasladé a España y estuve yendo y viniendo de México hasta que me establecí definitivamente acá”.
La artista tiene el linaje, el temperamento y la energía de la estirpe familiar, junto con una presencia rotunda y un braceo sinuoso y evocador, reseñan los organizadores del espectáculo para destacar las cualidades de la bailaora mexicana que en el Salón de Baile del teatro Real hizo gala una vez más de su fogosidad y su enorme talento.