Desde tensiones cotidianas hasta vínculos inquebrantables, figuras consagradas en la música y sus herederos (hijos) comparten en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL sus dinámicas familiares antes del estreno del game show musical de Televisa, “Juego de voces”, que los pondrá a competir por 1 millón de pesos que será destinado a obras benéficas.
Además de una intensa batalla musical, en la que todos los cantantes saldrán de su zona de confort con temas que no están acostumbrados a interpretar, lo novedoso de este programa es que el público podrá “entrar” a los hogares de Erik Rubín, Alicia Villarreal, Mijares, Eduardo Capetillo e Isabel Lascurain, gracias a cápsulas inéditas que sus hijos Mía Rubín, Melenie Carmona, Lucero Mijares, Eduardo Capetillo Gaytán y Joss Álvarez, grabaron infraganti.
“Descubrimos cómo se llevan en la casa, cómo los hijos les hacen travesuras a los padres... abren el corazón, se conmueven. Han grabado dormidos a sus papás, se han metido a sus clósets, nos platican cuáles son sus manías… ese tipo de detalles”, explica el productor del programa, Eduardo Suárez, quien trabajó junto con el creador Marcelo Strupini en este show.
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En la emisión, que se estrena esta noche en punto de las 21:00 horas, cada pareja de artistas representará a una fundación por la que luchará durante siete semanas; mientras que la conducción estará a cargo de Angélica Vale y Ricardo Margaleff. El reality tendrá duelos de voz y el público en el foro votará por el mejor.
Los artistas involucrados compartieron a EL UNIVERSAL cómo son sus dinámicas familiares en casa:
Alicia Villarreal describe la relación con su hija Melanie como una profunda amistad, enriquecida por numerosas actividades que disfrutan de hacer juntas, como viajar, cocinar e irse de compras.
“Ha crecido en los escenarios conmigo y ha viajado durante años por giras en diferentes países”, expresa Alicia. Ambas valoran la organización, lo cual a veces es motivo de pequeños conflictos, debido a las tendencias explosivas de las dos.
“Las reglas de la casa son claras: no pueden hacer lo que quieran, tienen que pedir permiso siempre, no se mandan solos, tampoco pueden llegar a la hora que puedan, no deben dejar los platos ahí o la basura, tienen que ser ordenados y comportarse”, puntualiza.
La cantante explica que pese a que su trabajo puede crear distancia, la comunicación constante, vía telefónica, ha sido la que les ha permitido mantenerse cercanas.
“Hacemos todo juntas, hay muchísima comunicación. Nos separa su trabajo, pero estamos en contacto por medio del teléfono”, coincide Melanie.
Mijares y su hija Lucero disfrutan de una relación basada en el apoyo mutuo y los consejos constantes. La joven, de 18 años, valora mucho la perspectiva y orientación de su padre, especialmente en su carrera artística y decisiones de vida.
Y, aunque a veces pueden chocar, ambos se esfuerzan por mantener una comunicación ligera, compartir anécdotas y hasta chismes del entretenimiento.
“A los dos nos molesta la impuntualidad. Mi papá no es muy estricto, pero a veces hay regaños para mi crecimiento personal, me pide que no me duerma tan tarde o que no llegue tarde a la casa”, dice Lucero.
El intérprete de “Soldado del amor” resaltó que mientras vea a su hija feliz, él estará encantado.
“Le aconsejo que sea muy natural; los fans no conocen esa convivencia diaria, los perritos que ella tiene, la tranquilidad de que sus padres (Lucero y él) se llevan a todo dar. (Mi hija) va por el camino que escogió y que disfruta”, enfatiza Mijares.
De acuerdo con Eduardo Capetillo y su hijo, Eduardo Capetillo Gaytán, su relación se caracteriza por un fuerte lazo de amistad y respeto.
“Somos una familia común y corriente, de pronto, con las redes sociales, lo que se muestra es como mucho oropel, pero no. Somos seres humanos normales; nos dan dolores de cabeza, nos da gripa, hay momentos en que estamos cansados y no queremos hablar, nos peleamos por el control de la tele, lo normal; esa faceta que no se ve es lo interesante”, afirma Eduardo padre, quien está casado con la actriz Biby Gaytán.
La comunicación es una constante entre los dos, donde no sólo comparten varios intereses como la música y la vida al aire libre, también discuten diferencias y desacuerdos pasados. Además de que ambos disfrutan de actividades comunes como cocinar y ver series.
“No todo es color de rosa, a veces tenemos diferencias. De chavito me regañaba por las calificaciones, si reprobaba materias o si llegaba tarde. Nos une la naturaleza, la vida en el campo; nos separa que él es muy cuadrado. Platicamos de todo: moto, caballos, música, le pido consejos... no es como que haya una línea sesgada de comunicación”, cuenta Eduardo Jr.
Joss Álvarez y su madre, Isabel Lascurain, integrante de Pandora, comparten una relación donde la amistad y la maternidad coexisten con claras reglas, como la importancia de la honestidad y el orden.
“Yo ni entro a su cuarto porque sí me pongo de mal humor, está en la edad en que deja todo en el suelo y es desesperante. La gente que trabaja en mi casa tiene esa orden de que no le recogen nada, si él dejó la toalla mojada en el suelo, ahí se queda. Los domingos cada quien hace su cama”, detalla la artista.
La cantante cuenta que ambos encuentran el punto de unión a través de sus charlas y del tiempo compartido viendo series, lo cual fortalece su vínculo.
“Nos une muchísimo la familia, él es muy amiguero, siempre me dice: ‘mamá, bájate a tomar algo con nosotros’. Le caigo bien a sus cuates, me invitan a tomar un tequilita con ellos. Puedo ser muy amable y cercana, pero sigo siendo su mamá, esa es una línea fácil de pasar y eso no debe de ser. Él me cuenta todo, no hay ni un tema tabú”, aclara Isabel.
Joss resalta que su mamá es su mejor amiga y que las reglas que tiene son mantener la casa lo más limpia posible, como no dejar los trastes sucios.
“Nadie ve cuando los dos estamos tirados en su cuarto viendo la tele. Nos separan los aparatos, las redes, y nos une el amor y la pasión por lo que hacemos”.
Erik Rubín y su hija Mía tienen una relación excepcionalmente cercana, tanto en lo personal como en lo profesional. A través de la música, viajes, gastronomía y la vida cotidiana, han encontrado un equilibrio perfecto que les permite ser familia y colaboradores en sus proyectos creativos.
A pesar de que Erik es meticuloso con el orden, este aspecto no parece afectarlos, pues son prácticas que ella comparte: “Le choca si soy impuntual, si llego un minuto tarde se enoja; hacemos todo juntos, somos uña y mugre”, dice.
Para los dos el respeto y la honestidad son los pilares fundamentales de su convivencia, si bien la similitud de carácter a veces los lleva a tener algunos conflictos.
“El público no ve las citas de trabajo, las pláticas más laborales y esos momentos vulnerables en los que hablamos de sentirnos tristes, apagados o insuficientes; ese es un tema constante porque somos perfeccionistas”, dice Mía.
El exTimbiriche se considera un "control freak" con sus dos hijas (Mía y Nina), peor confía plenamente en ellas pues las considera muy maduras.
“No les prohíbo nada, son niñas muy maduras. No ha hecho falta poner reglas estrictas, nos han hecho la tarea de ser padres (a Andrea Legarreta y mí) muy fácil”, asegura el cantante.
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bmc