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La vida está llena de cosas buenas y malas. Las segundas se hicieron presentes rápidamente en la vida de Ángel, cuando en 2017, a los 12 años de edad, le explotó un transformador mientras jugaba. El accidente lo dejó sin el antebrazo izquierdo.
Tras su recuperación, el joven volvió a las calles de su natal Hermosillo, Sonora, para trabajar limpiando parabrisas con esta nueva condición. Fue así como el cineasta Julio Hernández Cordón dio con él para la película Cómprame un revólver, de 2018. En la historia, su personaje es víctima de narcotraficantes que le cortan el brazo, por lo que emprenden un viaje para hallarlo.
La película fue muy bien recibida por la crítica, tuvo ocho nominaciones a los premios Ariel, le dio fama a Ángel entre sus amigos y con la paga (40 mil pesos, aproximadamente) comió bien con su familia, pero volvió a su trabajo como limpia parabrisas, hasta que ocurrió otro gran acontecimiento en su vida.
Amalia Escobar, periodista de esta casa editorial, entrevistó a Ángel el pasado mes de agosto y contó cómo después del filme volvió a trabajar en las calles. Fue así como la Fundación Michou y Mau, dirigida por Virginia Sendel, conoció su historia y se puso manos a la obra para que Ángel pudiera acceder a una prótesis.
A través de EL UNIVERSAL, Virginia tuvo contacto con la familia y este lunes, gracias a ella y al trabajo de Ámbar Solís (directora de Traslados y directora de Secuelas de la Fundación) y al de Maribel Flores (coordinadora de Secuelas), Ángel, acompañado de su madre, tomaron un vuelo hacia Houston para que, finalmente, el joven de 15 años pueda acceder a su prótesis sin costo alguno, en el Hospital Shriners, de Galveston, así como los ajustes y demás cosas que puedan necesitarse hasta que cumpla 18 años.
La Fundación Michou y Mau no sólo pagó el traslado de madre e hijo a la ciudad de México, también el hospedaje y alimentación, así como las Visas y pasaportes de ambos. En EU, el hospital Shriners correrá con gastos de hospedaje y alimentación.
“Supe de este caso por EL UNIVERSAL, vi el reportaje que le hicieron a Ángel, hablé con el editor aquí en México, que me dio una respuesta inmediata, nos consiguió la dirección, y ya de allí llamamos a Galveston a ver si lo aceptaban. Este caso me llamó la atención gracias a EL UNIVERSAL y me llamó más la atención porque la productora no hubiera ofrecido la prótesis después de la película”, platicó Virginia.
Catalina, madre de Ángel, recordó que cuando estaba en las grabaciones, les hablaron de una prótesis pero no sé concretó.
“Ángel tenía meses del accidente y le tocaba tener por lo menos un año del accidente para poder ponerle la prótesis”.