La imagen quedó para el recuerdo: Arnel Pineda lanzando al aire el micrófono con todo y pedestal, agarrándolo sin problema alguno en el retorno.

“Buenas noches, hermosos, hermosas”, había dicho en español instantes antes al irrumpir en el escenario.

A sus 55 años, este filipino tragaños encabezó el recital que la banda Journey ofreció anoche en la Arena Ciudad de México, respaldando los laureles musicales del grupo nacido en 1973 y que durante los 80 fue de los más exitosos al superar las 70 millones de copias vendidas en todo el orbe.

La energía del grupo se sintió desde “Only de young”, la canción de apertura, en la cual Arnel corrió de un lado a otro, brincó, y levantó su pierna una y otra vez demostrando su condición atlética.

Fue una noche en que el grupo no se guardó nada, pues durante los primeros 20 minutos destapó “Don’t stop believin”, el clásico que las nuevas generaciones conocieron por medio de la serie "Glee", pero que continuamente ponen en gimnasios mexicanos.

Luces rojas, moradas, violetas y blancas bañaban indistintamente el escenario desde donde Neal (guitarra), Jonathan (teclados), Randy (bajo) y Deen (batería) observaban al público en pie coreando sus letras.

La comunión entre todos se dio con las lámparas de celulares encendidas para “Lights”, pero Arnel jamás dejó de impulsar a los asistentes a sumarse a ellos, señalándolos continuamente con su mano extendida a la orilla del escenario.

Journey llena de energía y nostalgia su concierto en la CDMX
Journey llena de energía y nostalgia su concierto en la CDMX

César Huerta/EL UNIVERSAL

Así que cuando llegó el turno para “Who’s crying now” sólo bastó oír las notas desde el teclado para saber los versos que vendrían y removerlos desde la memoria musical de los asistentes y cantarlos.

Y cuando una chica estaba a punto de tomar otro puñado de palomitas que había comprado antes del concierto, prefirió cerrar la bolsa cuando vio que Arnel abandonaba su lugar para dejar a Deen Castronovo, el baterista, cantar “Mother, father”.

Journey, la banda que nació en San Francisco y que cuenta con 15 álbumes de estudio, siendo Freedom de este 2022, el más reciente, no podía irse sin la balada “Open arms”.

Esa, que los asistentes recibieron con un alarido que estremeció al inmueble y siguieron la letra en todo momento, fue la más aplaudida al final.

“Escape”, “Stone in love”, “Dead or alive”, “Let it rain” y “Send her my love” también integraron el repertorio.

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