Javiera Mena
predica con música de baile una mirada profunda e interior en su último disco, en el que invita a encontrar una confianza ajena a esas redes sociales de reflejos vagos de felicidad y a compartir un sentimiento de unidad e igualdad entre personas de todo género y condición.
"Están saliendo a flote miles de años de rabia de la mujer,
años en los que ha sido moneda de cambio. Por eso me parece positivo el papel del internet en movimientos como el #MeToo , porque a veces la vía judicial avanza muy lentamente, por ejemplo en los procesos de abusos", señala la famosa cantante chilena de electropop.
Lo dice en una charla con Efe a propósito de su nuevo disco de estudio, "Espejo", en el que se hallan canciones afectas a la solidaridad entre mujeres como "Todas aquí".
"Quise hablar en femenino, porque me gusta mujerizarlo todo, pero me gustaría que los chicos también se sintieran identificados, porque es un himno contra la arrogancia, a favor de la idea de que todos somos iguales", cuenta Mena sobre este tema en el que canta: "Todas aquí, igual que yo, van transportando algún dolor".
El espejo del título de este cuarto disco de su carrera, el primero desde "Otra era" (2014), alude a un poema del célebre escritor persa Yalal ad-Din Rumi, "el Cervantes de Oriente", sobre cómo el ser humano evita ver reflejado su auténtico fondo.
"El lugar más bello al que puede llegar una persona es la confianza y es lo que más me gusta de mí. Sin ella, te conviertes en una trampa para ti mismo", apunta esta músico que dice haber vivido ambas realidades.
Sobre esa cuestión abunda en canciones como la inicial "Dentro de ti" o la titulada "Espejo", en las que denuncia el malgasto de tiempo que suponen las redes sociales en las que solo se proyecta una imagen de bonanza y prosperidad.
"Querer mostrar solo lo mejor de uno mismo durante mucho tiempo genera dolor, porque la comparación con otros producirá insatisfacción. Esa obsesión por el éxito o las cifras, muy presentes en las redes, te hacen perder el centro de quién eres", opina.
Frente a la frivolidad de consumo rápido, una tendencia que ha alcanzado a la música, Mena ha vuelto a tomarse cuatro años para lanzar nuevo álbum. "Es difícil para una artista como yo, que viene de una música menos ansiosa, pero soy de la romántica idea de que algo bueno tendrá a la larga su momento de luz", contrapone.
Como Björk, de quien se declara admiradora desde su juventud, pues le mostró el camino hacia un nuevo tipo de diva pop, esta compositora, productora e intérprete ha trabajado en este álbum con el productor canario El Guincho y ha teñido sus temas de una pátina más noventera, "más house", aunque sin perder la cadencia ochentera ni los sintetizadores por los que se hizo famosa.
Otra novedad es el lugar central que esta vez proporciona al reguetón en un tema como "Intuición", en el que colabora la colombiana Li Saumet, cantante de Bomba Estéreo, y el productor Alizzz, hacedor de algunos de los más recientes éxitos de C. Tangana, como "Mala mujer" o "Llorando en la limo".
"No comparto el gusto del reguetón por la arrogancia o por el consumo excesivo, pero son canciones muy bien construidas. Me gusta desde 'El gato volador' y yo lo he practicado desde el principio en temas como 'Cuando hablamos', aunque quizás de una manera más desarmada, sin ese ritmo dembow, porque me gusta jugar y como artista pop puedo permitírmelo", explica.
Mena se empapará en las próximas semanas de aplausos españoles, pues hoy recala en el festival madrileño Tomavistas, en una edición con cartel compartido con Ride, T he Jesus & Mary Chain, La Casa Azul o Los Planetas, y la próxima semana en el multitudinario Primavera Sound de Barcelona.
"Mi truco es que me quedo mucho cuando vengo y me impregno, trabajando con músicos españoles, por ejemplo. No basta con solo venir a tocar e irse. Yo tengo un lugar honorario en España, con familia y algunos de mis mejores amigos", afirma Mena, considerada ya casi una más de la nómina de artistas nacionales.
akc