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La noche de ayer Sinaloa llegó a la Arena Ciudad de México cuando la Banda El Recodo, Julio Preciado y Los Recoditos, armaron una fiesta como las que se dan en Mazatlán, con música, baile y montas de toros, gracias a su espectáculo Sensacional Jaripeo Ranchero Mexicano.
El ambiente de este jaripeo se comenzó a vivir desde unas cuadras antes de la Arena Ciudad de México, donde vendedores ambulantes vendían el accesorio ideal para rematar el vestuario para la ocasión, texanas y sobreros que iban desde los 200 a los 400 pesos, o peluches de toros de todos los colores y tamaños.
La noche comenzó con la presentación de Los Recoditos, quienes tuvieron el desafío de calentar el ambiente de esta noche, y lo hicieron con temas como "Ando bien pedo", "El sinaloense", "Yo quiero chupar", "Mientras tú jugabas", "Shot", por mencionar algunos, con los cuales demostraron que son orgullosos representantes de la música de banda.
Una de las canciones que se ha convertido en un himno es "Mi último deseo", la cual sonó con fuerza gracias a que las más de 10 mil personas en el evento, la cantaron a todo pulmón y hasta el vocalista JeyPi, guardó silencio para oírlos.
“Qué chingón se escucha”, dijo Samuel Sarmiento, otra de las voces de Los Recoditos, que durante años fueron considerados como la escuela para los futuros músicos de El Recodo, pero ya han dejado en claro que tienen su propio camino, gracias a 34 años de éxito.
Banda El Recodo, en acción
En ese momento en el rodeo que dominaba la pista del recinto se podían ver ya a 12 jinetes, que se preparaban para las montas de toros, un elemento fundamental en un jaripeo, listos para desafiar la gravedad durante ocho segundos.
Pero la exhibición de este deporte estaba reservado para que se hiciera durante la presentación de la Banda El Recodo. Desde Juliantla, Guerrero, llegaron los 12 espectaculares toros a montar, que pertenecen al rancho Los Destructores, llevaban nombres como Sanguinario, Zarco Suicida o Verano de Escándalo, señal de que no serían fáciles de domar.
Entre sones tradicionales de Sinaloa, los jinetes llamados Los Lobos de Michoacán, sufrieron caídas, pisotones del toro, volteretas e incluso uno de ellos terminó inconsciente a mitad del ruedo, por lo que el siempre confiable payaso de rodeo entró para protegerlo, de las 12 montas sólo uno de estos hombres se llevó la diana del ganador, al no caer de la monta hasta que ésta cediera. Así el público de la Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Querétaro, Hidalgo, entre otras entidades que llegaron al show, pudieron vivir de cerca lo que es una fiesta estilo Sinaloa.
“¡Arriba México cabrones! Esta noche note rajes raza”, expresó Ricardo Yucupicio, uno de los vocalista del El Recodo, después antes de cantar clásicos como "No me sé rajar", "Quiero que sepas", "Mi gusto es" y "Dos botellas de mezcal".
Es que entre monta y monta la llamada “madre de todas las bandas” ofreció un espectáculo con lo mejor de su repertorio, como "Pena tras pena", "Yo sé que te acordarás", "Cada vez te extraño más", "Cómo pudiste", "Consecuencias de mis actos", etcétera, incluso hubo un pequeño homenaje a José José con los temas "Almohada", "El triste", "Amar y querer" y "Preso".
“Queremos que esta noche se lleven un bonito recuerdo de El Recodo y lo haremos con este recorrido musical”, expreso Geovanni Mondragón, también voz de esta agrupación.
El Recodo llevó al público de momentos ultra románticos a la fiesta total, con sus canciones más rítmicas, entre ellas La Yaquesita, Vamonos de fiesta y Mesa que más aplauda, haciendo que la gente se parara a bailar en sus butacas.
Así durante dos horas esta banda deleitó a sus seguidores con todos sus éxitos y nuevo material de su álbum 80 años de música entre amigos; pero cuando terminaron de cantar "La mejor de todas" y se despidieron del público, que no se movía del recito pese a que ya pasaba de la media noche; era para dar paso al momento especial de la noche.
Es bien sabido que una de las mejores voces que ha salido de El Recodo es Julio Preciado, quien debido a problemas de salud anunció su retiro de los escenarios, pero antes de que esto suceda el músico realiza una gira con la “madre de todas las bandas”, de la cual salió en 1998, así que verlos y escucharlos juntos es algo que los verdaderos fans de ambos saben que es especial.
Con la humildad que sólo lo grandes artistas tienen, El Recodo le dio la bienvenida a Julio Preciado, quien cantó con ellos las canciones que interpretaba cuando fue su primera voz como, "Me nace del corazón", "Seis pies abajo", "Cómo iba yo ha saber", "Una pura y dos con sal", "Las cuentas claras", "La diferencia", "La gitanilla" y "Por una mujer casada"; canciones que el público se sabía de principio a fin y que cantaron al unísono haciendo sonreír a Preciado, que en todo momento estuvo arropado por los integrantes de la banda, incluyendo a los vocalistas que le hacían segunda voz.
“Para que se vayan tranquilos y no se enojen conmigo o con El Recodo porque no la cantamos, ahí les va una de sus favoritas”, expresó Julio Preciado antes de dar paso a "Acábame de matar", su tema más representativo, el cual pidió que cantarán fuerte para que se escuchara hasta Mazatlán, pero al terminar su interpretación simplemente se apagó la luz del escenario y todo terminó, a pesar de que la gente quería más, pero era ya la una y media de la mañana y la Arena debía cerrar.