La actriz Rosita Pelayo recuerda el día que lo conoció y no duda en el adjetivo que mejor lo describía: “Jaime Garza era guapo... muy guapo”.
Pelayo cayó rendida ante la galanura de Jaime y se casaron pronto. “Vivimos cosas maravillosas... aunque también situaciones difíciles, por eso no duramos casados”, recuerda la actriz con honestidad.
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“Fui su novia, su esposa, su amiga, trabajamos juntos y todavía hasta la semana pasada hablé con él”, cuenta Rosita quien remata el recuerdo con una frase: “Jaime fue un hombre muy noble y un gran actor”.
Garza se inició como actor en la televisión en 1973 en Plaza Sésamo, hijo del periodista Ramiro Garza y la poetisa Carmen Alardín, hermano de la actriz Ana Silvia Garza, y tío de la actriz y cantante Mariana Garza.
Fue estudiante fundador del Centro Universitario de Teatro y actuó en puestas en escena como Hamlet, Venga toda la gente, El show de terror de Rocky y Noche de Califas
“Mientras esté vivo no hay derrota”
La noche más triste de su vida
Hace cinco años, Jaime Garza estaba feliz porque iba a tener una prótesis con mayor movimiento que le ayudara a su pierna derecha, amputada en 2014 por complicaciones de diabetes. “No es gran diferencia, pero sí va a ser más cómodo”, dijo en esa ocasión a EL UNIVERSAL.
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El comentario no era gratuito, pues el actor se encontraba promocionando el filme La caridad, donde interpretaba a un hombre que pierde una de sus extremidades.
Garza fue de los galanes televisivos más cotizados en los 80, con telenovelas como Rosa salvaje, al lado de Verónica Castro y Simplemente María, con Victoria Ruffo.
Las cosas se viniero abajo en 2010, cuando sufrió un derrame cerebral y luego vino la diabetes.
“Mientras se esté vivo, con salud y eso, no hay derrotas. Hay tropiezos y escollos, hay choques, pero se tiene lo más importante que es el corazón”, expresaba positivo.
“Tuve dinero, me fue bien; no lo perdí, lo repartí”, señaló una vez.
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La casa donde vivía desde hace años, era de él. Lo único que pedía es que, como su papá, llegara a la novena década de vida y se le permitiera seguir trabajando.