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Lleva años retirado de la vida pública por problemas de salud , de hecho, fuentes cercanas al actor han reconocido que Jack Nicholson vive retirado en su mansión de Los Ángeles de donde apenas sale, pero permanece atendido por sus cuatro hijas y su hijo, Raymond. Es él quien le acompaña a ver a Los Ángeles Lakers, de los que son forofos seguidores. Gracias a estos partidos de la NBA que no se pierde, se le puede ver disfrutando con esa alegría y desenfado de siempre.
Hace ya tiempo que los medios estadounidenses vienen asegurando que Nicholson padece Alzheimer y que sus dificultades para memorizar sus papeles fueron la razón de apartarse del cine. De hecho, la última película que rodó fue en 2010.
Desaparecido de la vida pública por problemas de salud desde 2013, Nicholson lo ha dado todo como actor, y quizás por ambas cosas reconoció hace unos años: “ya no siento la necesidad de volver a ponerse delante de la cámara”.
Un actor de culto
Uno de los actores con más personalidad y talento, especialmente capacitado para sacar toda la expresividad emocional posible, Jack Nicholson posee una versatilidad envidiable, borda por igual personajes cómicos, dramáticos... pero en especial personalidades difíciles, complicadas, psicópatas o perturbados, y en cualquier género, comedia, drama, thrillers o terror.
Después de varios trabajos menores, incluida la dirección, fue “Easy Rider” (1969), dirigida por su amigo de juergas, Dennis Hopper, la película que le catapultó a la fama y su primera nominación al Óscar. Pero fue también cuando se aficionó a las drogas, en un rodaje en el que llegó a trabajar -cuentan- totalmente fumado en una de sus secuencias, la de la hoguera.
Si su brillante interpretación en “Chinatown” (1974), de Roman Polanski, le aportó toda la fama y la popularidad, su primer Oscar al Mejor Actor, le llegó con la perturbadora cinta de Milos Forman, “Alguien voló sobre el nido del cuco” (1975) donde tuvo que combatir la locura, para dejarse abrazar por ella en “El resplandor” (1980) de Stanley Kubrick.
Para entonces ya se había convertido en toda una estrella, todos los directores le requerían, hasta se permitió rechazar “El Padrino” al mismísimo Francis Ford Coppola. En 1983 sumó el Óscar al Mejor Actor de reparto por “La Fuerza del Cariño” y por tercera vez lo recibió, al Mejor Actor, por “Mejor… Imposible” (1997) por su interpretación de un maniático escritor de éxito, de insoportable ego… que al final resulta encantador.
Archivo EFE.
Fue el eterno Joker en “Batman” (1989) de Tim Burton , el coronel de Guantánamo en “Algunos hombres buenos” (1992), buscó el sentido de la vida en “A propósito de Schmidt” (2002) y se puso bajo las órdenes de Scorsese en “Inflitrados” (2006). Y así, hasta 63 títulos.
Nicholson puede presumir de una larga y exitosa carrera que incluye papeles inolvidables e irrepetibles, un "animal" de la interpretación (nunca mejor dicho pues nos dejó con la boca abierta convertido en hombre-lobo), que supo encontrar en lo excesivo de su personalidad, el equilibrio de su carrera.
Un secreto familiar
John Josephn Nicholson
nació en New Jersey el 22 de abril de 1937 en una familia de clase media, el padre era escaparatista y la madre peluquera. Tenía dos hermanas o al menos eso fue lo que él siempre creyó. Pero no era así.
Nicholson se enteró a los 37 años que “su hermana” mayor, June, la que se marchó de casa a los 20 años con el sueño de convertirse en actriz, cuando él tenía 3, era en realidad su madre, y quienes tuvo siempre por sus padres eran en verdad sus abuelos. June quedó embarazada a los 17 años, era soltera y aspiraba a ser artista, por lo que sus padres decidieron ocultarlo y hacerse cargo del bebé para no frenar la carrera de la hija... Y tan bien lo hicieron que jamás se lo dijeron.
No sería casualidad que también Jack decidiera seguir los pasos de la que creía su hermana, y muy jovencito se marcha a Los Ángeles para intentar hacer carrera en Hollywood. ¡Y vaya si la hizo! Con 17 años entró en la Metro Goldwyn Mayer y aunque no fue como actor, al menos estaba en el lugar indicado. Confiaba en él y sabía que llegaría su oportunidad.
Hubo de esperar a los 37 años, a 1974, cuando tras el estreno de “Chinatown”, que fue todo un éxito, y a raíz de un documental sobre su vida (Dr. Jack y Sr. Nicholson), la verdad salió a la luz, un drama que ni al más audaz de los guionistas se le ocurriría para un filme.
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Para entonces tanto su madre y sus abuelos ya habían fallecido, pero le corroboraron los hechos su otra “hermana”, es decir, su tía Lorraine. Y ¿sobre su padre?, él afirma que nunca le interesó ahondar..., pero al parecer fue un antiguo conocido de la familia quien mantuvo también relaciones con la madre, un ser despreciable que nunca se manifestó hasta el triunfo del actor, fue entonces cuando llamó a la prensa para reconocer su paternidad.
Un tipo atormentado
De carácter temperamental, rebelde y voluble, sus biógrafos coinciden en que gran parte de su vida fue un tipo atormentado, “asiduo consumidor de drogas, obsesionado por el sexo incluso incapaz de mantener relaciones estables” con ninguna de los cientos de mujeres que pasaron por su vida, casi todas espectaculares actrices, modelos o cantantes, un impresionante historial sentimental, aunque únicamente se casó una vez, con Sandra Knight (1962-1966) madre de su hija, Jennifer.
Mantuvo romances con otras actrices como Winnie Hollman (con la que tuvo otra hija Honey Hollman), Rebecca Broussard (madre de Raymond y Lorraine) o Candice Bergen; y cantantes como Joni Mitchell o Michelle Phillips, de “The Mamas and the Papas”, cuando se había separado para casarse con Dennis Hopper, al que abandonó a la semana por Nicholson.
Jack Nicholson y Rebecca Broussard. AP.
La lista es interminable. Rachel Ward, Bianca Jagger, Diane Keaton, Meryl Streep, Melanie Griffith… y hasta la madre del actual primer ministro canadiense, Margaret Trudeau, incluso la inestable Cristina Onassis se rindieron a su magnetismo, pero fue Anjelica Huston, la mujer que mejor le entendió, o al menos, la que más tiempo le duró, casi 17 años (1973-1989), pero contando las idas y las venidas.
Pero por detrás de estas excentricidades, o debilidades, había un hombre culto, con inquietudes, uno los actores más preparados de su generación, interesado por el saber, la literatura, el arte y la filosofía: “a mí -dijo- me apasiona conocer todo, la vida, el estudio en cualquier rama del conocimiento".
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