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Isaac Hernández tenía dos grandes dudas sobre su carrera artística cuando empezó la cuarentena: cuánto tiempo más iba a bailar y si seguiría probando suerte en la actuación.
Las respuestas le llegaron en este periodo de autoaislamiento que vive en Londres a causa de la pandemia por el Covid-19.
“Necesito seguir bailando porque no puedo vivir sin el ballet. Ya lo entendí, ya no me da complejo admitirlo, en verdad necesito hacer clase de ballet todos los días, sentir la música, sentir esa libertad que me da el ballet y sí quiero seguir en la interpretación”, dice en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.
El bailarín tapatío es ejemplo de disciplina. En estos días inciertos tiene dos opciones: levantarse pensando que es domingo o hacerlo con la idea de que cada día es lunes y entrenar desde casa, justo como lo hacía en sus inicios en su hogar en Guadalajara.
Del teatro a los sets
Si el ganador del Benois de la Danse en 2018 tiene una zona de confort ha salido de ella probando suerte también como actor.
Uno de sus más recientes proyectos fue como parte del elenco de la miniserie Alguien tiene que morir, producción de Manolo Caro que está planeada para estrenarse en la segunda mitad de este año en la plataforma Netflix.
“Ahora en casa encerrado pienso en esos momentos con más gusto, más alegría y me da la sensación de que las cosas se dieron en un momento muy idóneo”, señala.
Respaldado por un elenco que incluye a Alejandro Speitzer, Cecilia Suárez y Ester Expósito, entre otros, el artista cuenta que se sintió cobijado. Su participación no sólo será como actor pues su personaje es un bailarín.
“Fue muy especial que vamos a poder ver ballet en una plataforma como Netflix y que fue una iniciativa de un director mexicano poner un arte así en una serie”, explica.
“Me mantuve en buena forma para poder grabar cosas emblemáticas del repertorio clásico como Don Quijote, fragmentos del El hombre joven y la muerte, cosas que nos permitan abrir una ventana o la curiosidad de las personas para que se acerquen o empiecen a ver el ballet como algo diferente, algo más accesible, algo que puede estar en una serie y no desentonar”.
Para Isaac, fue algo ambicioso y arriesgado que junto a Manolo pudieran integrar un arte que considera no es muy popular y menos en Latinoamérica, pero esto se suma a su esfuerzo por normalizarlo y llevarlo a millones de personas.
“Que un chico pueda soñar no sólo con querer ser un bailarín sino también ser actor y llegar a serlo a través de algo que te apasiona como la danza también es una posibilidad”, comenta.
Con un poco de temor por dar el ancho actoral, Isaac incluso invitó a Manolo y parte del elenco a ver una de sus funciones de ballet para que le “tuvieran paciencia” si las cosas no salían como esperaban. Entonces descubrió que ambas, danza y actuación, son similares.
“Ha sido algo gracioso porque yo nunca pensé hacer una película, nunca pensé ser actor, pensé que nunca iba a aprenderme un diálogo en mi vida y pude tener tiempo para poder ensayar y tuve mucha ayuda de Cecilia, Alejandro, Manolo que fueron muy cuidadosos conmigo y que me ayudaron.
“La verdad, todavía no me lo creo, yo creo que hasta que salga la serie y la pueda ver voy a asimilar que también soy actor ahora”.
Aunque por ahora todo está detenido por el coronavirus, Isaac adelanta que uno de sus próximos proyectos como actor es una cinta de Hollywood. Si logra ajustar fechas podrá tomar otro guión como protagonista.
En Alguien tiene que morir Isaac interpreta a Lázaro, un joven que llega a España en 1954 acompañando a su amigo Gabino (Alejandro Speitzer) a conocer a su familia y ahí se encuentran con una realidad muy diferente a la que esperan.
Después de la epidemia
Isaac se dice preocupado por el futuro de su país y lo que le espera en los próximos años a la sociedad mexicana después del coronavirus.
El panorama le hace mantener sus esfuerzos por apoyar sobretodo al sector juvenil.
“Hay rumores de una gran crisis, las predicciones de algunos fondos internacionales no son buenas ni para México ni para Latinoamérica entonces sí me interesa ver cómo podemos aportar para que el crecimiento de nuestra economía salga adelante creando oportunidades para los jóvenes.
“Sí estoy nervioso por estar lejos de mis papás (están en Guadalajara), son mayores pero están bien, se han cuidado y seguimos optimistas en utilizar esta situación para reconstruirnos y también replantearnos lo que es importante para nuestros proyectos y lo que no”.