Sofía Quezada Amaro tenía 11 años cuando le dieron un papel protagónico en cine, el de una niña que durante un verano pierde a su mejor amiga, conoce el amor y es testigo de un divorcio.
“Me decían ‘la máquina de llorar’”, recuerda Sofía de buen humor, respecto a las secuencias en las que debía estar triste.
Armas blancas, título del filme que llega este fin de semana a salas nacionales, es una historia de crecimiento dirigida por la debutante Mariana Musalem, quien se basó en su propia experiencia y en la de niños y niñas actuales.
Durante el proceso, preguntó a los infantes qué era lo que experimentaban ellos cuando se alejaban de un amigo, cómo reaccionaban si alguien les gustaba y si habían tenido una pérdida fuerte.
“A mis amigos les preguntaba si algo así les había pasado en su niñez, y a las que ya eran mamás cómo manejaban eso. Me di cuenta que siguen siendo lo mismo y que pasamos por las mismas emociones y sentimientos de querer agradar a alguien, de gustarle a alguien, sentir el primer beso”, dice la realizadora.
El filme se rodó mayoritariamente en una casa de Morelia, Michoacán y las playas de Acapulco, poco antes del estallamiento de la pandemia por Covid-19.
Sofía en ese entonces no entendía del todo algunas cosas que rodaba. Así que entre la realizadora y el actor Diego Calva (Babylon), quien fungió como coach, le ayudaban.
“Yo en ese momento nunca me había enamorado o dado un beso, fue una escena difícil, así que actué como soy”, dice Sofía, quien actualmente tiene 15 años.
La adolescente estudiaba entonces en el Niños Actores Studio de Margarita Mandoki y ya había realizado un corto comercial sobre migración, transmitido durante el Super Bowl 2017, visto por millones de alrededor del mundo.
Armas blancas fue su ingreso al mundo del largometraje, en el que compartió set con, entre otros, el niño Antonio Viña (Andor), Andrew Leland Rogers, Sonia Franco y Mónica Bejarano.
Fue de los últimos proyectos apoyados por el desaparecido Foprocine, fondo que era responsable de apoyar títulos de índole autoral. Pero los cuerpos evaluadores del Imcine no la veían viable.
“Las primeras veces que la mandé para los apoyos me decían que los niños estaban muy chiquitos, pero luego pasó que en la agenda cultural nacional había la preocupación de hacer películas de niños para niños y creo eso sirvió”, dice Musalem.
La cinta producida por Mandarina Cine estará disponible en salas de la Ciudad de México, Guadalajara, Querétaro, Cuernavaca, Oaxaca, Monterrey, Colima, San Luis Potosí Mérida, Xalapa y Toluca.