Una fuente cercana a la producción de “Como dice el dicho” (programa unitario de Las Estrellas protagonizado por Sergio Corona) confirmó que uno de los principales motivos por los que fue cancelado el programa fue un incendio que hubo en un generador situado frente al edificio de la colonia Anzures donde estaba instalado el set de la cafetería que servía de marco para contar y concluir cada una de las historias que se dramatizaban en cada episodio. Hoy se sabe que el incendio que ocurrió en marzo de este año dañó la estructura del inmueble, por lo que se buscó cambiar de set a otro punto de la ciudad.
La idea era llevar las grabaciones ahora al rumbo del Pedregal, al sur de la Ciudad de México, pero esto no fue viable para la producción, por lo que se decidió cancelarla definitivamente, algo de lo que se enteró el elenco momentos antes de grabar. “Se acabó”, les dijeron.
La historia de la vida de Daniel Arizmendi, mejor conocido como “El Mochaorejas”, se encuentra en el escritorio de un ejecutivo de una plataforma de streaming para producirla y llevarla a las pantallas en formato de serie dramatizada, pero la cosa no ha sido fácil y no porque haya problemas con la familia de quien en los años 90 fue considerado uno de los delincuentes más sádicos perseguidos por la policía mexicana, sino porque los actores contactados no han podido cuadrar sus agendas para integrarse al proyecto.
Entre los nombres que se manejan en la producción están Daniel Giménez Cacho y no precisamente para dar vida a dicho personaje, pero sí para interpretar un papel importante en la trama.
Si usted colecciona pósters cinematográficos desde hace décadas y tiene en su archivo uno original de King Kong, versión de los años 70, debe saber que eso no lo hará millonario.
El cartel está valuado en unos 600 pesos, independiente de la imagen que muestre. La ilustración más famosa de la producción es la del gorila parado sobre las extintas Torres Gemelas, al tiempo que sostiene violentamente un avión militar, así como otro con el rostro enojado del habitante de la isla calavera. Coleccionistas señalan que el escaso valor de estos materiales, en comparación con los que alcanzan los de algunas cintas gringas de la época, se debe a que han quedado sólo en el interés de un minúsculo grupo de cinéfilos, que además ni siquiera los enmarcan o colocan en paredes y sólo los guardan en un cajón, dejándolos ahí por el simple gusto de saberse su dueño.
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