“Decidí que quiero grabar mi desaparición. Mi descenso al olvido”, dice Lena, mujer a quien le acaban de detectar Alzheimer, frente a una cámara que acaba de colocar tras varios intentos.

Francesa de nacimiento, lleva más de 20 años viviendo en México y cree que no hay mejor lugar para irse de esta vida, que San Miguel de Allende, en Guanajuato.

“Es una película de despedida”, comenta en otro momento sobre lo que está realizando.

Lena es el personaje principal de "Observar las aves", cinta dirigida por Andrea Martínez Crowther (Ciclo y Cosas insignificantes), que está en cines de la Ciudad de México, Guadalajara y circuitos alternativos de la República.

Rodada previamente a la pandemia del Covid-19, ganadora del premio del público en el Festival Internacional de Cine Los Cabos, la historia es un canto a la vida, considera la realizadora.


“Hay mucha gente que ha tenido contacto con familiares o amigos que han pasado por eso y es bastante complicado, pero quería, dentro de ese contexto terrible, hacer una oda a la vida. Mi mamá, que pasó por ese proceso durante 10 años, siempre disfrutó la vida al máximo”, comenta Martínez Crowther.

La historia nació cuando la cineasta tuvo miedo de padecer la enfermedad y comenzó a imaginar un guión para convertirlo en película. En ella, una mujer sola en México —pues sus hijos viven lejos y no les queda de otra más que ir viendo su declive— se despide mediante un filme, el cual es terminado por una cineasta.

Cuando llegó el momento, por convocatoria, Andrea encontró a Bea Aaronson, una parisina con mucha vibra positiva, que no es actriz profesional, pero sí con cierta experiencia sobre un escenario, siendo también cantante, pintora y poeta.

“Quería a una extranjera ya sea angloparlante o francoparlante y explorar la pérdida del lenguaje, porque mi mamá era canadiense”, indica.

La filmación, explicó, fue en orden cronológico, a excepción de una escena en aguas termales que pusieron al principio.

“Hacerla lineal ayudó mucho a todos para ir entrando en este mundo de decadencia que va teniendo el personaje.

“Éramos un mini crew, al principio del rodaje todos estábamos bien, comíamos juntos y platicábamos, ya al final no hablábamos, todos fuimos sintiendo la película”, detalla Andrea.

La propia realizadora se interpreta a sí misma en el largometraje, como la documentalista que terminará el rodaje. No fue algo pensado al inicio, dice, sino que se dio de manera natural.

Visualmente, "Observar las aves" se parece a un documental. Para lograr eso, se planearon incluso los errores con la cámara, para que parecieran naturales, ya que todo ocurre dentro de la perspectiva de la protagonista.

“La idea es que se viera que ella maneja la cámara, sólo hubo algunas cosas. Mi idea siempre ha sido que no importa si una película es documental o ficción, sino que cuenten una historia”.

"Observar las aves" es una producción de D-Raíz Producciones; tiene el respaldo del desaparecido Foprocine, fondo responsable de incentivar películas de autor, y del gobierno guanajuatense.


Andrea Martínez 
Directora
“Quería, dentro de ese contexto terrible, hacer una oda a la vida. Mi mamá, que pasó por ese proceso durante 10 años, siempre disfrutó la vida al máximo”

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