Todos los días, cuando no está en un set, Giuseppe Gamba actúa para sí mismo entre 10 de la mañana y seis de la tarde.
No se comporta como él en la vida real, sino que va tomando matices de sus personajes y los incorpora a su cotidianidad para que, al llegar al trabajo, no se sienta extraño.
Al colaborador en "Cindy, la regia" y "Rosario Tijeras" , el sistema le ha funcionado. Pero aún mejor, va sumando a su propia existencia características que sus personajes tienen en guión.
¿Ejemplo? Acaba de rodar la comedia "Malvada" , donde interpreta a un hombre que lucha por la vaquita marina y protege a los animales, así que ya no come carne.
"He modificado cosas de mi vida por Daniel (su personaje) como la alimentación: sentía incongruente que alguien que defiende a los animales, sea representado por alguien que se los coma.
"Me he estado involucrando más con causas ambientalistas, quiero que mi impacto sobre el mundo, desde mi punto de vista, sea ser mejor persona, y está padre. El personaje es muy buena persona y yo tenía que ser así para que no fuera actuar", explica Gamba.
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Antes tuvo un trabajo en Guadalajara, con un papel que requería cierto aspecto físico para sentir que podía ayudar a la gente, no por vanidad, y entonces acudió a un especialista.
"Y en mes y medio la modificación en mi cuerpo y estado anímico, el control que tuve, fue extraordinario y sigo en eso. Después me fui a Mérida a hacer otra película y justo mi idea era ver qué pasa con el personaje cuando llega y entonces me dediqué a aprender cosas de mayas, de las milpas, de todo eso. Eso me ha hecho mucho bien, porque vivo las cosas, no las represento", subraya.
Amor por el arte
Giuseppe estudió en una escuela para varones, en donde el único libro de lectura era la Biblia. No encontraba rienda para contar historias y sus profesores le recriminaban no fuera bueno para las matemáticas, algo que tampoco le importaba.
Cuando pudo dedicarse a lo que deseaba no la pasó bien. Lo insultaban y sobajaron, porque se topó con gente que pensaba que ese era el camino para todos, pues fue su proceso de aprendizaje.
"Entre más gente amorosa haya en esta profesión y limpiemos de gente egoísta, tendremos una cinematografía mejor y un país mejor", considera.
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Con 13 años de carrera, sabe que eso no importa. En tiempo real, dice, 10 años los ha pasado desempleado.
"No es arriesgado decir que una década sólida he estado sin trabajo y eso me ha llevado a que cada vez que actúo, lo haga todo el tiempo, que quiera vivir al personaje. Me pagan y está súper chido, pero actuar es increíble. Una vez en una obra de teatro se decía una frase: 'actuar es increíble, cuando te dan chance de hacerlo'".
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