¿Qué tienen en común Gilberto Santa Rosa y Bad Bunny ? “Un tambor”, responde el primero. Ambos exponentes de la música se han distinguido por poner en alto el nombre de su natal Puerto Rico, haciendo bailar a las masas.

El salsero destaca de su compatriota la cualidad de haber aprendido a emocionar a su público, algo que en su caso, logró hacer cuando apenas tenía 12 años y con su voz convenció a sus padres y maestros para que lo ayudaran a formar su primera agrupación.

“El ‘Señor conejo’ es un fenómeno a nivel mundial porque es impresionante cómo ha trabajado y definitivamente es la prueba de que en la música hay cambio y evolución, pero también hay una cosa que se llama autenticidad y raíz, lo que yo hago es tratar de hacer mi música lo mejor posible y de esa forma no hay competencia”, asegura Santa Rosa en entrevista.

“Somos Caribe y de alguna manera ese tambor está ahí, es el punto común, el tambor es el que te pone a bailar y no es otra cosa que el latido de la música y del corazón. Todos tenemos uno y todos nos podemos emocionar, ha cambiado bastante pero todo lo que tiene ritmo hace que la gente se mueva y aunque los estilos son totalmente diferentes a la gente le gustan”, detalla.

Hoy, “El caballero de la salsa” está celebrando 60 años de vida y casi 50 de ellos con una prolífica carrera que continúa acrecentando con nueva música y una gira musical.

“La pasión por lo que hago es lo que me mantiene todavía con este gusto y espero que me dure muchos años más porque quiero tener unos 60 años más cantando”, afirma.

Aunque él ha sido inspirado por muchos grandes de la salsa como Mario Ortiz y Willie Rosario , hoy también tiene fe en las nuevas nuevas generaciones de músicos de su género, de quienes valora la versatilidad.

“En todos los lugares he visto muchachos con una musicalidad que es multitalento, un intérprete de los nuevos canta, toca piano, hace sus propios arreglos y eso me sorprende. Ellos tienen el reto de capturar a su generación, pero por talento no hay que preocuparse porque los muchachos que tenemos ahora están listos para enfrentar a la industria y al público”, predice.

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Se adapta a las plataformas, pero defiende lo artesanal

Para preservar el género, el ganador de un Grammy no sólo ha empleado a varios de los nuevos talentos de la salsa, sino que también ha buscado inculcar la importancia de preservar la producción musical desde una orquesta. Mientras que sus hijos son quienes lo han ayudado a adaptarse a las nuevas formas de transmitir música. En Spotify, por ejemplo, tiene más de cinco millones de oyentes mensuales.

“Ha sido un proceso bastante complicado porque soy músico del siglo pasado entonces los cambios son drásticos, no son de 10 o 20 años, sino de hace cinco así que para mí ha sido un proceso de aprendizaje”, acepta.

“La música hoy en día es más tecnológica y los músicos buscan más perfección que emoción y ahí es donde está el desfase, la mayoría no está dispuesto a tener una orquesta grande para los elementos que hoy se pueden producir electrónicamente, yo en ese aspecto soy vieja escuela y tengo que defenderlo con todos los muchachos nuevos, afortunadamente todavía el género mantiene la orquesta, más que los demás géneros”.

Además de celebrar su vida junto a su familia, el intérprete de “Conciencia” festeja que la salsa siga siendo tan solicitada por el público como el reggaetón o cualquier otro hoy género en las fiestas y reuniones. Su único deseo para el futuro de la salsa es que se sigan creando leyendas.

“Hay cosas que mejorar y figuras que crear pero por el talento yo estoy tranquilo, ahora hace falta el reto de poder hacer figuras que duren, que trasciendan pero tenemos las herramientas y hoy en día se baila salsa en Arabia Saudita lo mismo que en Venezuela, México o Puerto Rico; eso ha sido un movimiento mundial y todo este movimiento digital ha tenido mucho que ver con eso”.

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