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nora.marin@eluniversal.com.mx
Bucarest.— Entre el público se prende la mecha en cuanto aparece. De “Dangerous” son las primeras notas que se escuchan del violín de David Garrett en la Sala Palatului, de Rumania, como parte de su Explosive tour que lo traerá a México en noviembre. Con jeans grises, playera, tenis y el cabello oculto en una gorra camina por el pasillo hasta llegar al escenario donde lo esperan cinco músicos. Sonríe y saluda, pero no se distrae; mantiene el ritmo y continúa con “Superstition” de Stevie Wonder, luego se pasea en el escenario ante un público que aplaude pero se contiene como si pusiera a prueba su virtuosismo.
“Como músico, tratas de hacer nuevas cosas; por supuesto, no todo funciona inmediatamente, pero tienes que calcular el riesgo si quieres hacer algo especial”, advierte.
Garrett tienta a su audiencia y muestra sus habilidades con “Viva la vida”, mientras caen sobre el escenario algunas cuerdas del violín que, al final del show, sus fans reclaman y se llevan a casa como tesoro.
“Ahora todo mundo puede escribir cosas increíbles en Internet, por supuesto no es fácil lidiar con comentarios negativos porque a veces lastiman un poco pero es muy importante no permitir que esa gente nos deprima", dice para congelar a sus detractores y explayarse con “Let It go” de la película Frozen. Sube el calor y con ello la complicidad de su público con “Ghostbuster” que hasta los coros le hace. Pero no todo es pop, blues, dance y rock, también ofrece una pequeña dosis de clásicos de Tchaikovsky y Johann Sebastian Bach.
“Aventure island” y un homenaje a Prince con “Purple rain” hacen vibrar el recinto. Garrett lo nota y aviva el fuego: “You are the inspiraron” (del grupo Chicago) les dedica y los deja prendidos.
El músico vuelve a retar a su violín con un rap de Eminem, “Lose yourself” y “Born in the USA” de Bruce Springsteen. La temperatura se eleva; Garrett se despide, han pasado más de dos horas, su espalda le reclama pero regresa para hacer explotar las emociones, escuchar la ovación y ver caer una que otra lágrima por “One moment in time”.