El camerino de Flavio Medina está lleno de símbolos que le ayudan a interpretar a Emcee (el maestro de ceremonias del musical Cabaret: figuras hinduistas), una foto de la desaparecida productora Tina Galindo y él mismo se coloca algunos a la hora de maquillarse.

“Soy fetichista. Siempre prendo una luz, agradezco y me traigo algunos simbolillos que me gustan. Los de ahora son del hinduismo, digo, no lo soy, pero siempre me han gustado”, dice previo a dar función en el Teatro Insurgentes.

“Yo siempre le pego cosas a los guiones y ahora le pegué una Ganesha sólo porque me gustaba. Y resulta que Christopher Isherwood, el autor de la historia (novela Goodbye to Berlin, luego adaptado a musical) se fue por todo el entorno y se volvió hinduista. Cosas que pasan”, cuenta Medina desde su camerino.

Él mismo se maquilla para dar cada función. Foto: de Gabriel Pano. El Universal
Él mismo se maquilla para dar cada función. Foto: de Gabriel Pano. El Universal

El actor de Las niñas bien y Cuna de lobos entró recién a Cabaret en el mismo papel que arrancó Irene Azuela. La puesta, ambientada a finales de los años 20, cuando el nazismo comenzaba a asomarse por el mundo, sigue a Sally Bowles (Itatí Cantoral), la chica estrella del decadente centro nocturno Kit Kat Klub, y quien sostiene una relación con un escritor.

Emcee, el personaje de Medina, es el maestro de ceremonias. Es quien da la bienvenida al público y el único del que su vida es un misterio a lo largo de la trama.

“No se sabe de su vida, dónde y cómo vive, qué tanto ha sufrido, de qué lado está, es un misterio. Pero también creo es alguien que tiene labrada en el alma a la libertad.

“Si pensamos que la obra sucede en 1929-1930, es un ser que venía del futuro, porque si bien estos espacios (cabaret) era a donde llegaban las minorías, los artistas, los bohemios y de alma fiestera, también eran los incomprendidos y él se atreve a alzar la mano para luchar y divertirse”, reflexiona el histrión.

Él mismo se maquilla para dar cada función. Foto: de Gabriel Pano. El Universal
Él mismo se maquilla para dar cada función. Foto: de Gabriel Pano. El Universal

Su propia producción

Medina se maquilla a sí mismo. Tarda unos 20 minutos en hacerlo y siempre se da tiempo para colocarse en el cuerpo detalles que sólo él conoce, pero que le ayudan a entrar en ambiente.

“Me gusta ponerle cosas al personaje, por ejemplo, hago en la mano un laberinto como reloj, son de esas cosas que no sé, pero que tienen que estar”, revela.

No es la primera vez que el histrión tiene cercanía con Cabaret. Hace dos décadas participó en otra versión en la que su personaje fue interpretado por Luis Roberto Guzmán y Bruno Bichir. Y por supuesto vio en escena a Azuela. Así que referencias nacionales tiene, además del universal Alan Cumming.

Y en su preparación, que incluye ejercicios físicos y de vocalización previos a la función, no puede faltar una foto de Tina Galindo, productora teatral fallecida en enero pasado y quien prácticamente dejó lista la obra a la que no logró ver presentarla al público.

“Tuve la oportunidad de trabajar con ella en este teatro, la amo y respeto, siempre me abrió las puertas para seguir creciendo. Su hermana me trajo una foto, está en el camerino, ya la necesitaba”, destaca.

Confiesa que su actual labor en Cabaret también le hace dormir menos. Debido a la adrenalina de cada función, no puede descansar antes de las tres de la madrugada y depende de otros compromisos la hora de levantarse.

“Doy gracias a que en mi juventud, en mis años mozos, hice algunos musicales (risas), siempre requieren de una disciplina fuerte y algo sucede que el cuerpo tiene memoria, tan pronto se inicio en otro, se coloca en ese lugar. Termino destruido (tras la función), pero de eso que da placer”.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.



Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios

Noticias según tus intereses