Aprender a "ver" con el oído y sentir las temperaturas, fue parte del entrenamiento que Fiona Palomo debió hacer para interpretar a una chica que pierde la vista, cuando tiene un futuro prometedor.

La actriz de 24 años e hija de la pareja Carina Rico y Eduardo Palomo , protagoniza "Nada que ver", cinta que está en una de cada siete salas existentes en la República Mexicana.

En la cinta comparte créditos con Memo Villegas ("Teniente Harina"), quien da vida a un hombre contratado para asistirla en su vida cotidiana, la cual ha sido una constante de enojos y de hartar a otras personas.

"Fue aprender a ver con el oído, medir temperaturas, con el rebote de una luz y centrar la atención constantemente en otro sentido hasta que solitos los ojos se relajaran", recuerda Fiona.

"Fue estudiar cómo había perdido la vista, qué significaba eso y si parpadeaba o los ojos se mueven igual, tenía que hablar con gente que supiera del tema", añade.

Durante gran parte del filme, la joven de 24 años casi nunca mira hacia donde están los demás personajes. Y eso podía ser problemático para el resto del elenco, acostumbrado siempre a tener esa comunicación en el set o escenarios.

"No ver a mis compañeros era muy fuerte, así que ensayábamos mucho y sentíamos, eso ayudaba a todo esto", adelanta.

Villegas ("Guadalupe Reyes" y "Cómo sobrevivir soltero"), ataja:

"Actuar al final de cuentas es escuchar al compañero y no sólo aditivamente, sino sensorial. Claro que alimenta cuando lo ves a los ojos, pero entre más nos tomemos en serio las cosas, mejor nos va a salir".

"Nada que ver" es dirigida por Kenya Márquez ("Asfixia" y "El juego de las llaves"), con locaciones en Guadalajara. Rebecca Jones , como la mamá del personaje de Fiona; Jorge Zárate y Nora Velázquez, como trabajadores de esa familia, forman parte del elenco principal.

Villegas, quien recientemente ha destacado en la comedia, pero que tuvo sus inicios en el drama, señala que el filme podría ser una comedia romántica, aunque no necesariamente.

"A mí no me parece muy distante el drama y la comedia, sino que van de la mano, en la vida somos así. Es muy improbable que un hombre que acaba de perder a alguien se hinque enmedio de donde va el metrobús y grite que por qué a él. En la vida real eso no existe, ese tipo debe seguir viviendo y va a ir a trabajar a pesar de todo. Aquí es igual", recalca.

rad

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