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La idea del filme comenzó en Anaïs Pareto Onghena cuando estudiaba una maestría en Barcelona y conoció a un equipo femenino de futbol, integrado por migrantes mexicanas, comenzando a preguntarse qué pasaría con quienes fueran madres y debían estar alejados de sus hijos.
"Viendo de esa manera ese vínculo, ese cordón umbilical que se supone invencible e irrompible", dice la realizadora.
Y así, tomando como base historias reales, comenzó el guión de lo que se llamaría "Santa Bárbara", que ahora compite en la 20 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.
La película aborda la historia de una mujer que lleva más de una década viviendo en tierras catalanas y por un hecho fortuito, debe aceptar la llegada de su hijo adolescente desde México, a quien no ve desde 12 años atrás.
El desconocimiento entre ambos, la extrañeza de uno al otro y la lucha de ella por hacer un vínculo, van permeando el largometraje protagonizado por Anabel Castañón.
"Cuando conocí a estas mujeres había un patrón: tenían alrededor de 40 años, con más de 10 en España y extrañaban mucho a sus hijos, hablaban mucho de ellos, pero no los había vuelto a ver por cuestiones económicas. Luego yo decía que por qué permitían eso, pero me di cuenta que era un juicio que salía de mí y no debía hacerlo", recuerda la cineasta.
Durante esta edición del FICM, la maternidad ha sido tema en varias propuestas de las sección oficial nacional, como "Huesera", en la que una mujer revela los miedos de convertirse en madre y "La hija de todas las rabias", donde se deja abandonada a una pequeña, por amor.
"Al final todas las películas se reducen a la relación madre e hijos, si hablamos de un asesino es porque hubo ciertas cosas en esa relación, por ejemplo. Creo se está coincidiendo mucho porque es un tema que define a casi todo el mundo", considera.
La actriz Anabel es mamá. Ahora ha estado alejado por tres semanas de ella, quien vive en Argel, y sabe de alguna manera lo que es el distanciamiento. Sabe que es por trabajo, pero no deja de sentir cierta culpa.
"A mi padre mismo no lo ví por 10 años, porque él no podía volver a México (de EU) por cuestión legal. En general, cuando se trata de un hombre, se ve como acto heroíco, de sacrificio y valentía, pero en el caso de las mujeres tendemos a verlo distinto.
"Para mi fue importante hacerme esta reflexión y, en ese sentido, ver la importancia de mostrarle a mi hija cuando hablo con ella, lo importante que es para mi hacer cosas", apunta.
La producción corre a cargo de Andrea Toca y Daniela Leyva, reuniendo así el mismo equipo que hace cinco años, en el FICM, se presentó con "Sinvivir".
"Este tipo de películas, sin dinero, me da la sensación de que todo es posible y sentirnos libres", comenta Andrea.
"Cada vez nos atrevemos a decir que la maternidad es algo complejo, hay una sensibilización que se está empezando a gestar", indica por su parte Daniela.
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