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En el video de “¿Comprendes, Mendes?”, tema que catapultó a la fama a Control Machete en 1996, hay una parte en la que un joven es alcanzado por una pandilla que le propina una paliza y luego lo asesina... con una machete.
La escena, aunque fuerte para su época, conformó el imaginario de los jóvenes de los 90, que veían en Fermín IV, Pato Machete y DJ Toy Selectah una suerte de la banda Public Enemy con líricas mexicanas, del barrio. Pero si bien se dice que el barrio te respalda, Fermín entendió rápidamente que también te condiciona.
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Él se considera un buen ejemplo de alguien que superó los prejuicios —enmarcados en esa imagen que la agrupación daba al mundo de ser violentos y poco profundos—, para abocarse al cristianismo; hoy incluso es un pastor que sigue haciendo rap pero desde una perspectiva que considera más auténtica y real.
“Siempre lo he dicho, cuando me dicen: ‘tú haces rap cristiano’, yo les digo, ‘no, yo soy un cristiano haciendo rap. Hay una gran diferencia’”, afina el rapero en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Prejuzgamos, vemos sólo las viñetas, generalmente nos quedamos con una sola fotografía y eso le hacemos a Dios constantemente. Creo que cambiar eso es parte de la madurez del ser humano; desde mi perspectiva hoy estoy transmitiendo mi vida”.
Recuerda que la epifanía espiritual le llegó tras la muerte de su abuelo, Teófilo, mientras él sorteaba el éxito y los excesos en una gira por Argentina. De pronto, se preguntó: “¿Esto es el fin de todo?, ¿Dónde están otros personajes de la historia? ¿Dónde está mi abuelo?” Y luego la reflexión final: “¿dónde voy a estar yo?”
Al darse cuenta de que los mensajes que daba con Control Machete ya no son con los que él se identificaba, dio paso a una etapa, dice, más consciente al momento de hacer música, ya no es sólo escribir momentos de su vida, sino dar un mensaje que lo haga trascender.
“En realidad nunca supimos hasta dónde íbamos a llegar como Control Machete, creíamos que nuestras mamás eran las únicas que iban a comprar nuestros discos pero de pronto vendimos miles, ahora me sucede lo mismo, lo veo como parte de un proceso de madurez”.
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La dificultad de quitarse el disfraz
Sincerándose, Fermín lV reconoce que en el fondo de Control Machete había una fachada.
Asegura que las letras de sus canciones se proyectaban “muy agresivas, muy fuertes”, pero ellos fueron educados en el seno de familias religiosas, de ahí que una de sus primeras canciones versaba: “Guadalupano, hermano”.
No obstante, recuerda que en 1994, la primera vez que acudieron a un programa local de Monterrey, a él se le escapó una grosería, algo que provocó que la televisora lo vetara. Tres años después, ya con la fama a cuesta, Control Machete fue invitado al programa de Otro rollo, con Adal Ramones, el más exitoso del momento.
Ahí les hicieron una dinámica: esconder cinturones en el foro para que se golpearan con ellos, algo que en retrospectiva considera parte del juego que la industria y que los propios fans articulan en torno a un cantante de rap.
“Pensaron, ‘estos son una pandilla’, y dijeron: ‘claro estos se van a golpear’. No nos conocían y vieron solamente una viñeta de lo que éramos”, asegura el cantante.
Este tipo de experiencias, y las dificultades que ha enfrentado para superar el deber ser que acompaña a su género musical, es lo que lo motivó a publicar su libro Sí, señor, una larga crónica vivencial en la que habla de cómo transitó de la fama, que incluyó drogas y alcohol, hasta ser pastor.
“La música fue lo que me motivó siempre, a otras personas puede ser otro tipo de arte, profesiones o deporte, para mí fue la música, ver que a través de ella se puede transmitir algo, me dio una profesión, una forma de transmitir mis ideas, una voz. Hoy desde mi libro quiero potenciar esa voz”.
Analiza las letras
Al ser un ícono del rap en México, Fermín IV sabe de los nuevos exponentes del género como Santa Fe Klan o Alemán, figuras en las que confía para mantener viva la escena. Aun así, basado en su experiencia, les recomienda trascender en lo que quieren expresar, en especial con miras al futuro.
“A ellos no le hace falta nada, pero lo que sí les diría en general a los que hacen rap hoy por hoy, es que busquen profundizar su mensaje, que piensen en cómo les gustaría ser recordados y lo persigan, aunque me gusta también pensar en qué es lo que estarán haciendo ellos cuando lleguen a la edad que tengo yo, va ser interesante”, asegura el rapero regiomontano.
Entre sus proyectos, además de la promoción de su libro, Fermín cuenta que seguirá haciendo música, continuará su trabajo en la iglesia a la que pertenece y seguirá manteniendo una buena relación con sus excompañeros de Control Machete, Patricio (Pato) y Antonio (DJ Toy), aunque no cree que vuelva a trabajar con ellos.
“Nunca lo he visto como una posibilidad (el regreso), no por ellos, sino que simplemente refleja una etapa de mi vida que no me representa hoy, y sinceramente creo que la gente sí busca un reencuentro, busca eso mismo, y ese no soy yo, no lo veo como una posibilidad, pero en verdad tengo una buena relación con Pato y Toño, y queremos seguir teniendo esa amistad”, asegura.