Aunque el chef Anthony Bourdain viajó alrededor del mundo para mostrar la gastronomía de decenas de naciones, de entre todos esos lugares que visitó había una ciudad que elegiría para vivir por siempre: Tokio.
Bourdain, quien se suicidó el pasado 8 de junio , sentía una fascinación por todo lo japonés.
Habló de esta obsesión en una entrevista para “Maxim”, en agosto de 2017, cuando se realizó un nuevo tatuaje – de un crisantemo, con un artista japonés que emplea una técnica conocida como “tebori”.
“Está claro que Japón es un lugar muy especial para ti. ¿Tu interés en el tebori es una extensión de eso”, se le preguntó al famoso chef, quien explicó:
“Es una extensión natural de mi obsesión -fascinación- con casi todo lo japonés. Es tan diferente de la estética con la que crecí, la sociedad y la cultura con las que crecí. Cuando fui la primera vez a Japón, fue un evento explosivo para mí. Eso cambió mi vida de formas muy reales. Fui a Tokio la primera vez y mi cabeza como que explotó. Lo comparo con tener mi primer viaje en ácido: nada fue lo mismo para mí. Sólo quería más de eso”.
Bourdain fue más allá al hablar de su gusto por Japón:
“Si tuviera que aceptar vivir en un país, o incluso en una ciudad, por el resto de mi vida, sin abandonarla nunca, elegiría Tokio en un segundo”.
El chef dijo también que le gustaba la manera de pensar de los japoneses de ver todo como si fueran ustedes y tuvieran que seguir aprendiendo cada día.
“Me gustaría tener esa actitud. Muchas de las cosas que amo de Japón vienen del hecho de que reconozco que no tengo esas cosas. No tengo esas cualidades, no tengo la disciplina… es algo que realmente admiro. La atención al detalle, el perfeccionismo, la concenctración en qué son los elementos fundamentales de belleza, placer, relajación”.