"Despídete de los complejos y llegarás a vedette” así pensaba Olga Breeskin en 1972, cuando en una entrevista con El Universal dijo que creció “como una niña mimada y una joven con ciertos prejuicios”.
Breeskin, de entonces 20 años, confesó en aquélla ocasión su pasión por la música, disfrutaba de tocar el violín, pero tuvo que hacer a un lado la timidez para poder sobresalir.
“En un principio era demasiado tímida, con mi vestido largo y mi violín, quería tocar música, alegrar un ambiente de cabaret, fue imposible”, comentó.
Breeskin recordó que la aconsejaban enseñar más y explotar su sensualidad.
“El público pidió más de mí, más del espectáculo, fue un momento crucial; el empresario dijo que con un traje ligero ganaría el doble de simpatía, y en aplausos, y en dinero, todo llega de golpe, así. En el cine sólo podía hacer papeles insignificantes como la estudiosa en el colegio de monjas (“Me he de comer esa tuna”) ¿Quieren verme en bikini?, me pregunté, me verán, respondí”.
La vedette reconoció entonces que tuvo que hacer a un lado sus complejos y dejó que el público fuera su guía.
“Me liberé de ideas que apresan la ambición de una mujer. La mujer tiene que buscar y encontrar sus caminos. Yo siempre digo que mi escuela es el público y lo que piensa”.
En 2016 participó en el documental “Bellas de noche” , de María José Cuevas , donde ella y otras vedettes como Lyn May, Rossy Mendoza, Wanda Seux y Princesa Yamal revivieron lo que fue su época dorada en los años 70.
Durante la promoción del documental, Breeskin hizo una retrospectiva de su vida y reconoció que cuando era joven vivió al máximo el momento de lucir sus encantos sin pensar en el futuro.
“La juventud es la época más corta de la vida y si a eso le agregas que de los 20 a los 30 años tu mayor éxito es mostrarte en un bikini pues querida, te la vas a pasar muy mal cuando cumplas 40, 50 y 60”, reconoció.
Olga confesó que cuando estuvo en la cima de la fama le hicieron creer que el éxito iba acompañado de las drogas, el alcohol y el sexo; años después supo que esto no era así.
“Entonces mi error artístico fue darle demasiado énfasis a la parte sensual, a la parte visual, al resultado que tenían mis movimientos con los varones”, admitió.
Olga Breeskin en 1986. Hemeroteca EL UNIVERSAL
"Era una mujer sin escrúpulos"
Para Olga Breeskin, participar en el documental “Bellas de noche” significó remover sus más escondidos recuerdos y admitir que cuando disfrutaba de las mieles del éxito también era una persona frívola y soberbia.
"Hoy reconozco que era una mujer frívola, me colgué de personas que pensé que me podrían ayudar en mi carrera, me dejé deslumbrar por los lujos, reconozco que perturbé a hombres que fueron seducidos por mí, que era una mujer sin escrúpulos", señaló.
Luego de que el documental se estrenó en cines, Breeskin reconoció que ver el largometraje terminado no fue nada sencillo, pues fue un golpe duro de realidad al que no se había enfrentado en muchos años.
“Fue difícil para mí verlo, salí del cine deprimida y llorando por todos los errores que había cometido, por el colapso de mi carrera”, añadió.
Foto: Agustín Salinas EL UNIVERSAL
*Con información de Ariel León y Alejandra Musi/EL UNIVERSAL
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