Farándula

Noé Hernández, desempleado por decisión propia

El actor lucha por quitarse el estereotipo de villano en las películas mexicanas

“Difícil desmarcarse, salir de un área de juego, para irse a otras, a mí me ha costado bastante hacer eso” NOÉ HERNÁNDEZ Actor (ALEJANDRA LEYVA. EL UNIVERSAL)
21/03/2018 |00:07
César Huerta Ortiz
reportero de la sección EspectáculosVer perfil

cesar.huerta@eluniversal.com.mx

Guadalajara.— Desde noviembre Noé Hernández, estelar en Miss Bala y La hermandad, está desempleado por decisión propia.

El reciente ganador como Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara lo hace porque ya no desea hacer personajes de malo.

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“¡La cara de cul... ya la tengo!, pero lo que quiero es que que alguien me ponga a trabajar, explorar qué tipo de emociones puedo tener; así de irme a parar y hacerla de nuevo de matón, no”, señala.

“Estoy desempleado porque no he querido agarrar cosas así, ya hay cosas que se están gestando, pero es luego ver si sí”, recalca.

Recuerda que esas decisiones le han permitido, aunque lento, irse quitando estereotipos sobre él.

En su filmografía se encuentran, entre otros, El infierno, donde interpreta a un militar al servicio del narco y 600 millas, en la cual tiene relación con el tráfico de armas.

En Ocho de cada diez, por cuyo trabajo triunfó en el certamen tapatío, interpreta a un hombre que ha perdido a su hijo, asesinado a plena luz del día.

Comparte créditos con Daniela Schmidt (Casi divas) quien también se llevó la presea como Mejor Actriz en el FICG (por sus siglas).

“Antes de hacerla, le dije que no a una serie porque también era de matón, de malo, y ya estaba en ese momento de decir que no; a los ocho días me llega este guión y por algo pasan las cosas, puede parecer un personaje malo, pero no lo es, más bien resurge del montón y saca la mano”, considera el entrevistado.

Se pretende que la cinta llegue a salas antes de las elecciones presidenciales de julio próximo, pues es una crítica a lo que deja el sistema actual, de acuerdo con Hernández.

El rodaje inició la misma semana que tembló en la Ciudad de México, en septiembre pasado, lo cual permeó al crew al ver la cantidad de ayuda que se generó desde la sociedad.

“La película es una bocanada de aire para pedir justicia, una que no nos llega, coludida y muchas veces articulada desde arriba; pero es una historia de amor, de ver éste como una posibilidad para que estos personajes exorcisen lo que les pasa y hagan algo por la vida”, comenta.

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